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viernes, 8 de febrero de 2019

Terapia Cognitiva Comportamental del Estrés Postraumático Dr. Herbert J. Chappa


El IEPT  es mucho más frecuente de lo que se lo diagnostica, por esta razón Connory y Durham (2002) afirman que puede considerarse un trastorno oculto ya que pasa sin ser advertido por muchos profesionales cuando las cifras estimadas pueden superar el 10% de las consultas.
            Estas observaciones resaltan la necesidad de tener en mente sus características, explorar clínicamente y por medio de instrumentos de screening a los pacientes.
            De no detectarlo su costo social es muy grande en razón de la cronicidad y comorbilidad de este trastorno.

Terapia Cognitiva Comportamental del Estrés Post Traumático

                Dr. Herbert J. Chappa

En el Congreso Estrés Trauma y catástrofes en Internet: a un año de Cromagnon
Organizado por IETBA Instituto Estrés Trauma Buenos Aires
Auspiciados por (entre otras):
AASM Asociación Argentina de Salud Mental
Asociación Médica Argentina,
SAPSI Sociedad Argentina de Psicotrauma,
Sociedad Española de Psicotrauma,
APSA Asociación Psiquiatras Argentinos.
Asociación Argentina de Terapistas Ocupacionales y
Asociación Argentina de Musicoterapia.

       
Las experiencias traumáticas, en grado diverso, son parte inherente al hecho de vivir. Una experiencia traumática genera preocupaciones y recuerdos intrusivos, es decir, procesos de pensamiento o imágenes relacionados con el hecho que se imponen a la conciencia involuntariamente. Se piensa que estas reiteraciones tienen por objeto producir una modificación de las emociones relacionadas de modo de llevar a la persona un aumento de la tolerancia al contenido negativo y desagradable.
Pero no en todas las personas se produce este proceso de adaptación progresiva. Aproximadamente un 24 %  presenta un cuadro clínico de estrés postraumático dentro de los 6 meses de haber experimentado la experiencia traumática.  En estos casos se  produce en ellas una incapacidad de integrar las experiencias negativas. Esto puede obedecer a distintos factores.
Por un lado está el carácter de la experiencia por su intensidad o gravedad, riesgo de muerte o lesiones. Tal es el caso de catástrofes naturales, como las que impactaron ciertas regiones del planeta (terremotos, tsumanis o huracanes devastadores); desencadenados por imprudencia o impericia humana (el caso Cromagnon), o acciones intencionales (violación, asalto, guerra o atentados terroristas) entre otros. En este ultimo grupo, el incremento del llamado estrés urbano resulta particularmente alarmante.
Se trata en general de experiencias que difieren de todo lo imaginado que produce un shock en el sistema de creencias y en las actitudes sostenidas hasta ese momento.
En otros casos, de menor correspondencia entre el impacto estresante y la reacción la experiencia vivida actuaría activando creencias y temores anteriores al trauma. Podría por último actuar el impacto a favor de alguna vulnerabilidad pre-existente determinada por experiencia previas negativas (como el abuso sexual) o genéticas.  

En todos los casos estamos ante una experiencia que se inicia como psicosocial pero que trae consecuencias biológicas que no son fáciles de neutralizar y que se traducen por síntomas diversos: hiperarousal (sobre-reactividad, sobresalto fácil); perturbaciones de la capacidad de atención, distractibilidad; pobre discriminación de estímulos; trastornos en las respuestas emocionales, etc. Es decir síntomas similares, en varios aspectos, al que se presenta en el llamado trastorno por ansiedad generalizada.

            Al mismo tiempo se constata la presencia de manifestaciones diversas de tipo evitativo: que puede abarcar desde los lugares y situaciones similares a aquella en la que se experimentó el trauma, así como pensamientos y recuerdos vinculados al mismo hasta la de toda situación de cierto tenor emocional (embotamiento afectivo). Se trata de la vertiente fóbica del trastorno por estrés postraumático.
En cualquier caso se producen cambios significativos en la vida de las personas afectadas, la que comienza a girar en torno al trauma.
            Dado el espectro de condiciones que pueden llevar el PTSD, su cronicidad y su incidencia descriptiva del funcionamiento del afectado, desarrollar tratamientos eficaces resulta uno de los desafíos más grandes.
            Desde la perspectiva cognitiva se considera que el común denominador del estrés post-traumático es la incapacidad de la persona para procesar la experiencia traumática. A esta dificultad subyacen perturbaciones de significado que resultan de la experiencia traumática y que inciden principalmente en dos grandes áreas: las relacionadas con la imagen o conocimiento de la realidad (el mundo) por un lado y con la imagen de uno mismo, por otro.
En este sentido el mundo, el afuera se torna indiscriminadamente peligroso, mientras que la persona, la imagen de si mismo, se torna débil, incapaz de afrontar las demandas de ese afuera amenazante
            De acuerdo a estas premisas el tratamiento del Estrés Post-traumático tendrá varios objetivos
·         Ayudar a la persona a procesar la información
·         Reducir los síntomas perturbadores
·         Modificar los significados relativos a si mismo aumentando sus recursos de afrontamiento
·         Aumentar el poder de discriminación respectos de las situaciones externas en la dimensión seguridad amenaza y en grados de peligrosidad.
·         Prevenir las recaídas.

Abordajes terapéuticos cognitivo comportamentales
            Un tratamiento efectivo del estrés post-traumático debe incluir necesariamente estrategias psicoeducacionales, exposición y reestructuración cognitiva para lograr los objetivos antes expuestos.
Adicionalmente será importante predecir y prevenir los riesgos de recaídas en cada caso en particular.
A estos efectos se recure a distintas estrategias terapéuticas, solas o en combinación con psicofármacos. Las estrategias farmacológicas no serán consideradas en esta presentación.
Las intervenciones cognitivas tienen por objetivos lograr que la persona pueda ver el trauma como un hecho distinto, único e integrarlo a su experiencia de vida de modo de poder discriminar entre peligro y seguridad; reducir las intrusiones  y la evitación y poder verse a sí mismo como alguien más capaz. L
 Por su parte as intervenciones comportamentales se emplearan para superar la ansiedad especifica y eliminar o reducir la evitación.
Ambas se combinan, además para ayudar a la persona a que disponga de más recursos mediante la adquisición o reforzamiento de estrategias de afrontamiento:
Pasemos a considerar los distintos recursos terapéuticos que se emplean en esta orientación. 
Estrategias Psicoeducacionales
       Esta fase incluye información respecto de cómo se adquieren las reacciones fóbicas y los temores y nociones sobre el sistema de alarma (arousal). Se hará hincapié en cómo el trauma produce el debilitamiento de nuestras creencia respecto de la seguridad, la autoestima y de nuestro sentimiento de autoeficacia.
       Esta fase puede incluir psicoeducación respecto de otros trastornos (depresión, ansiedad) de acuerdo a la comorbilidad asociada al EPT.
Estrategias de Exposición
Si se considera que en la base del trastorno existe una capacidad reducida para procesar la experiencia vivida, la terapia deberá facilitar el procesamiento para reducir los síntomas.
De acuerdo con esto se deberá lograr
a)    Que los registros de los recuerdos resulten activados
b)    Brindar nueva información alternativa que resulte incompatible con los elementos de las estructuras (cognitivas) generadas por el trauma, de modo de formar un nuevo registro.
El paciente debe recibir información de las características generales del tratamiento y brindarle una descripción comprensible de los procedimiento que se van a seguir con el objeto de lograr mayor cooperación. Se especificará que se trata de una tarea compartida y que contará con el apoyo y contención permanente del terapeuta. Ya que se trata de un trastorno que espontáneamente o a favor de la activación de recuerdos generar momentos de ansiedad fuera de la consulta es necesario que la persona cuente con la posibilidad de comunicación permanente con su terapeuta, miembro del equipo o centro de atención.
La base racional de la exposición a los recuerdos del trauma reside en que, al activar el temor se brinda una oportunidad para integrar la información correctiva y modificar las estructuras o esquemas cognitivos disfuncionales. Estos esquemas contienen las memorias traumáticas EPT que se caracterizan, como hemos expuesto antes por:
 a) representaciones del mundo con un lugar indiscriminadamente peligroso; y
 b) el self inadecuado para afrontarlas.
Estos recuerdos se presentan desorganizados, en el sentido de no mostrar un encadenamiento secuencial y claridad pobres, y por lo tanto más difíciles de modificar. Esto se apoya en los relatos de las victimas, que expresan la desorganización en forma de pensamientos inconclusos, repeticiones, lagunas en la evocación, etc. La reorganización de los recuerdo de una sesión terapéutica a otra se correlaciona con la mejoría.
Una vez que el trauma es emocionalmente procesado, el sujeto es capaz de ver el trauma como un hecho distinto, único y diferencia peligro de seguridad experimenta una reducción de las intrusiones  y de los comportamientos evitativos, comenzando a verme como con más recursos.
      Las tareas de exposición se efectivizan de distinta maneras pero en todos los casos es prioritario presentar al paciente los fundamentos         del tratamiento, obtener información detallada de la problemática, planificar la estrategia a seguir en el procedimiento de exposición que tendrá como guía la jerarquía de temor ordenadas según el grado de ansiedad o evitación que cada situación o recuerdo generen de modo de acompañar al paciente a exponerse –en imágenes o en vivo- de modo sistemático y progresivo, de aquellas circunstancias más leves a las que producen mayor temor.
Uno de los recursos es alentar a explorar los recuerdos reviviéndolos repetidamente (técnica del video). También puede solicitarse como tarea traer por escrito aquello que sea capaz de recordar y leerlo en la sesión individual o frente al grupo.
   Una variante de exposición la constituye la técnica conocida como EMDR (Eye movement desesitization and reprocesing). Se pide a la persona que imagine escenas del trauma o las evoque verbalmente mientras sigue con la mirada el índice del terapeuta que lo mueve horizontalmente delante de sus ojos. Es igualmente eficaz producir un golpeteo sobre su mano. La tarea se completa con la detección de cogniciones o pensamientos involuntarios que surgen durante la evocación y la focalización en las variantes emocionales y los síntomas de ansiedad experimentados.
   Cualquiera la técnica de exposición que se emplee las sesiones deben ser realizadas por terapeutas experimentados no solamente para guiar la reformulación de la experiencia sino también para brindar contención emocional, de otros modo podrían agravarse los síntomas de ansiedad y depresión y los sentimientos de culpa.
  
   Estrategias para aumentar la capacidad de afrontamiento

   El Entrenamiento en Inoculación al Estrés (SIT por su sigla en ingles :Stress Inoculation Trening) parece tener un impacto más directo sobre los autoesquemas (self) aunque no influyen directamente sobre la reorganización de la memoria traumática. Es una variante de las técnicas conocidas como Entrenamiento en Habilidades de la Regulación de la Ansiedad (Anxiety Managment Training Skills) que se emplea en la ansiedad crónica.
Está conformado por un grupo de procedimientos combinados, los que se instrumentan luego de una fase psicoeducacional como la descrita, destinados a la adquisición y aplicación de estrategias de afrontamiento (EDA). Las EDA pueden ser corporales (control respiratorio, relajación), cognitivas (reestructuración cognitiva, ensayo cognitivo de acciones de afrontamiento, registro de pensamientos intrusivos fuera de la consulta, modificación del auto diálogo),
o comportamentales (biofeedback, rol-playing) entre otras.
El SIT mediante relajación, el control respiratorio y la reestructuración cognitiva, fortalece la imagen del self como afrontador. Además puede influir en la percepción del miedo de dos maneras:
a) al aumentar el sentimiento de control, aumenta la tolerancia de las memorias traumáticas,
b) reduce la valencia peligrosa de hechos futuros.

En suma: la repetición o revivir el trauma (exposición) cambia el esquema del miedo mientras que el SIT cambia el esquema del self. De modo que se estima que la combinación de ambos puede resultar más efectiva. Los estudios realizados comparativamente entre exposición, entrenamiento en habilidades de afrontamiento y su combinación dio por resultado que los tres formatos son eficaces, sin embargo la exposición resulta de utilidad para los trastornos asociados, como la depresión.

Combinación de Estrategias de Exposición y de Afrontamiento

Los éxitos de ambas técnicas en forma individual llevó a pensar que su combinación resultaría más eficaz.
Un estudio comparativo de Exposición sola, Afrontamiento sola y ambas combinadas mostró que las tres técnicas son eficaces, pero que la Exposición resultaba útil también para la psicopatología asociada (depresión por ejemplo).
          Una forma combinada de tratamiento es la denominada M-CET (multiple-channel exposure therapy; Falsetti SA y Resnick HS. 1997) incluye psicoeducación sobre el trauma, sobre el estrés postraumático y sobre las crisis de pánico. Los pacientes son entrenados en buscar las evidencias respecto de sus temores y creencias y poder identificar las sobreestimaciones respecto de resultados desfavorables, sus pensamientos catastróficos y su tendencia a la sobregerealización sin correspondencia con los hechos, no tomando en cuenta aspectos importantes de la situación de valencia positiva. Como fuera señalado antes, la exposición se conduce alentando al paciente a escribir sobre el trauma sufrido y construir jerarquías de las situaciones temidas, de menor a mayor. La exposición a los síntomas de ansiedad critica, tipo pánico se realiza mediante exposición interoceptiva que incluye ejercicios tales como subir escaleras, movimiento bruscos de cabeza y cambios bruscos de posición que pueden activar sensaciones similares a las del pánico (Chappa y col. en prensa)

Algunas consideraciones clínicas

La Terapia Cognitiva Comportamental es muy efectiva en la mayoría de los TEP, pero algunos pacientes no responden y otros continúan con síntomas. Una de las dificultades reside en que los pacientes suelen ser renuentes a la reactivación de los recuerdos del trauma. Para aumentar la motivación se debe:
1) Explicar suficiente y repetidamente las bases racionales para hacerlo;
2) Permitir que la persona se aproxime gradualmente al trauma; de modo de que se sienta en control de sí misma durante todo el proceso evocativo
3) En las sesiones posteriores se lo alentará a entrar en una exposición más detallada
4) La sesión no debe terminar inmediatamente después de una exposición. Se debe evaluar el nivel del estrés y usar control respiratorio al finalizar la exposición.
5) Si la exposición provoca ansiedad y perturba al paciente se debe dar la posibilidad de un contacto telefónico, y lograr que acepte que inicialmente puede sentirse peor.
Aclarar antes de la exposición que:
            a) Se buscará revivir la situación
            b) Deberá verbalizar en tiempo presente
            c) Es de ayuda cerrar los ojos
            d) Trabajará junto con el terapeuta.

En todo momento el terapeuta dará aliento y reforzamiento durante la exposición con frases como “lo está haciendo bien, mantenga la imagen, deje progresar lo que siente”. También explorará la emergencia de cogniciones:”¿qué siente?”, “¿Qué piensa?, “Siente algunas reacciones físicas?” , “qué ve... huele... etc. ahora?”.

          Las sesiones no deben terminar bruscamente. .Al finalizar se realizará control respiratorio y una exploración suplementaria sobre recuerdos, pensamientos, dificultades; ampliando información sobre todo aquello qué pueda hacer el T para ayudar. Se evaluará el nivel de ansiedad buscando reducirlo y que la persona retome el sentimiento de control sobre si misma-

Conclusiones

El abordaje terapéutico del TEP dispone de varias alternativas que también son eficaces para los trastorno comórbidos asociados., como las que hemos descrito, solas o en combinación. Debe tenerse presente la necesidad de realizar una exhaustiva evaluación, historia clínica completa, síntomas predominantes, recursos de afrontamiento pre-existentes y la naturaleza del procesamiento cognitivo del paciente antes de organizar las opciones terapéuticas. No habiendo investigaciones concluyentes, debe usarse un sistema de decisiones individualizado para la selección de las estrategias que mejor se correspondan con las necesidades del paciente.


Bibliografía consultada

Bessel A. Van der Kolk, Alexander C. McFarlane y Lars Weisaeth, Editores: Traumatic Stress. New Yor, Guilford Press, 1996
Barbara Olasov Rothbaum y Edna B. Foa: Cognitive-Behavioral Tratment for Posttraumatic Stress Disorder. Cap 22 en Van der Kolk, Mc Farlane y Weisaeth, 1999 (op.cit).
Chappa Herbert J: Terapia Cognitiva Comportmental de TEPT. Cap 15 en Sivak R y Liberman J. (comp.) Estrés, Trauma Y Desastres. Herramientas Teórico-Clínicas. Akadia Editorial, 2007.
Chappa Herbert J: Terapia Cognitivo- Comportamental del Trastorno por estrés postraumático. Congreso Colombiano de Neuropsicofarmacología, Bogotá, febrero de 2001.
Chappa Herbert J y col: Tratamiento Integrativo del Trastorno de Pánico. Editorial Paidós, 2006,
Michal :: Estrés: signos, fuentes, síntomas, soluciones. Ed. Roche, Basilea, Suiza.
Sheny A. Falsetti : Cognitive-Behavioral Therapy in the Treatment of Posttraumatic Stress Disorder. Prímary Psychiatry.; 1 0(5):78-83, 2003
Sivak R y Liberman J. (comp.) Estrés, Trauma Y Desastres. Herramientas Teórico-Clínicas. Akadia Editorial, 2007.











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