Si pensamos en cómo llega un acompañamiento terapéutico a un profesional, debemos comenzar pensando en la demanda:
Demanda: Subjetiva
Clínica
Cuando el llamado proviene de la familia,
comúnmente, el profesional es convocado para cumplir con un objetivo que tiene
que ver, mas con la necesidad de la Familia que del Sujeto, el llamado suele
ser “Necesito un Acompañante Terapéutico para mi hijo” y no “Mi hijo necesita
un acompañante terapéutico”, esto implica que la demanda es cubrir espacios que
la familia no puede, a esta demanda la llamo “SUBJETIVA”, dado que no es la demanda específica sobre la que
trabajará el profesional. Si tenemos en cuenta los conceptos vistos en clase
del ROL del Acompañante Terapéutico
podemos pensar que si pertenecemos a un equipo de trabajo, la demanda
necesariamente debe partir de ahí, es demanda “CLINICA” es la que tendrá en cuenta el Acompañante Terapéutico, de
donde provenga será un indicio para nuestro futuro encuadre, y en ella es donde
dirigirá la FUNCIÓN.
Hablamos de información y si lo hacemos
debemos recurrir necesariamente a una entrevista, para tener el mayor acceso
posible, la ENTREVISTA también tiene
varias aristas
ENTREVISTA FAMILIA
EQUIPO
ACOMPAÑADO
Con la FAMILIA
debemos observar y escuchar el objetivo de la demanda, que esperan de un
acompañante terapéutico, prestar atención específicamente cuando hablan de los
gustos y de los intereses de la persona que vamos a acompañar.
Con el EQUIPO
nos vamos a entrevistar para delinear características del acompañado,
características de la patología y expectativas de logro.
Con el ACOMPAÑADO,
vamos a buscar un espacio de empatía y de expectativas acerca del
acompañamiento terapéutico, que sabe del dispositivo, que espera y que quiere
(estos es en termino generales y tiene que ver con la particularidad de cada
persona que vamos a acompañar).
En términos generales debemos ver que nos
dicen (TEXTO), los gustos
particulares, las actividades que realiza, donde las realiza, con quien va, en
que va, etc., pero también debemos tener en cuenta otras cosa tales como, donde
nos reciben, si en su casa o en un bar, si es en la casa en qué lugar de la
casa, si está presente la persona que vamos a acompañar, etc. (CONTEXTO). Esta información es
absolutamente necesaria para ver que poder de decisión tiene la persona en esta
elección de acompañante terapéutico y por lo tanto que poder de elección y
aceptación, por eso debemos preguntar por qué no está la persona presente y que
ganas tiene la persona de estar con un acompañante terapéutico.
La ENTREVISTA es una poderosa herramienta de relevamiento de información, pero es un punto de partida, es lo que nos va a decir en que terreno y con qué elementos contamos para comenzar, pero además es un espacio propicio para:
El ENCUADRE, sobre el encuadre hay varios textos:
USOS Y VARIACIONES DEL “ENCUADRE” EN EL
ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO GUSTAVO PABLO ROSSI
PARA INTRODUCIR: UN CUADRO DE
SITUACION
En este artículo trabajaremos la noción de
encuadre, que aparece recurrentemente a la hora de dar cuenta de las
coordenadas de organización de un Acompañamiento Terapéutico (AT1) en su
articulación con una estrategia de tratamiento, y genera interrogantes sobre
esta función en los cursos y supervisiones sobre la tarea. Esto es: ¿cuál es el
“encuadre” en un AT? ¿Cómo conceptualizar este término en relación a sus
particulares coordenadas de trabajo? Suele plantearse que es imprescindible
establecer un marco o encuadre que
implique pautas para llevar adelante la actividad del Acompañante terapéutico
(at), que delimite una tarea que tiene bordes tan difusos en la cotidianeidad,
que oriente las intervenciones, etc. En principio se lo ha trabajado como un
tema “técnico”, aunque el enfoque que se realice del mismo también nos habla de
cuestiones conceptuales y éticas.
1
Las letras “AT” se utilizarán para referirnos a
Acompañamiento Terapéutico, y la sigla “at” (con minúsculas) /acompañante o
“ats” para acompañante terapéutico y acompañantes terapéuticos
respectivamente.
2
Rossi, G.; Acompañamiento terapéutico - Lo
cotidiano, las redes y sus interlocutores. Bs. As., Polemos, 2007 (segunda
edición 2010).
Ahora bien, a la hora de ampliar esta idea de
“encuadre” en la práctica del acompañamiento terapéutico, cuando escuchamos
presentaciones de casos sobre el trabajo del AT, nos vienen nociones conexas,
aproximaciones con imágenes de la tarea, incluso “encuadres teóricos” para el
tema que llevan a contradicciones e incomodidades propias de lo polémico del
concepto de encuadre en el ámbito “psi”. Al hablar de los debates y
controversias que genera este término, podemos ubicar los vaivenes del
“encuadre” para el psicoanálisis especialmente. Especial: hablar de particularidades en cada encuadre, hay
“especies”, hay infinidades de encuadres posibles, según el caso y la
orientación del analista, del psiquiatra, del equipo institucional.
Espacio y tiempo determinan un marco: es otra
forma de pensarlo. Formalizaciones, ¿es eso? ¿Con o sin lugar para la creación?
Dicho de otro modo: qué lugar para la artesanía, qué lugar para la poesía...
¿Tiene esto algo que ver con el encuadre en el AT?
El recorrido de hoy intentará abrir temas,
algunos ya tratados en otros textos2, aquí a la manera de apuntes, con sus
interrogantes. Me gustaría que estuvieran más cercanos a la escritura poética
que a la “científica”... Haré una puntuación desde algunos títulos, que remiten
a ideas, conceptos, metáforas, que sirven para pensar esto que hemos llamado
(¿provisoriamente?) el “encuadre” en el AT, retomando el carácter problemático
de esta herramienta conceptual, así como el uso necesario que adquiere para abordar
determinadas aristas de la tarea.
Si acompañar trae etimológicamente la
significación del compartir, vamos a preguntar ¿qué se comparte en un
acompañamiento terapéutico?, ¿en qué momento y lugar?, ¿están solamente el
paciente y el acompañante paradójicamente- en ese compartir? Otra forma de
pensarlo sería: ¿en qué contexto? Y acá podríamos objetar esta pregunta
diciendo que no hay “contexto”: ese mismo compartir construye texto, hacia eso vamos, en tal caso diría que ese texto
requiere de algunas coordenadas que lo posibiliten, que lo animen, que le
permitan una escritura dentro de ciertos márgenes, aunque no siempre sea la
escritura “convencional”, la del libro o la que aprendimos en las carpetas de
la escuela. Hay texto; que a veces tiene rasgos de “amorfo” o apresurado, que
será legible en tanto nos ubiquemos en el lugar de un otro que lee, aunque no
se escriba sobre los renglones de algún cuaderno de tareas. El texto en el AT
implica ese otro cercano, no cualquiera. Aquel facilitador desde las figuras
del semejante.
Dejo abiertos varios pares antitéticos que se
anudan a problemáticas implícitas en el tema del encuadre en el acompañamiento,
que enumero para entrar en clima:
afuera y adentro; lo lejano y lo cercano; lo propio y lo ajeno; espacio íntimo
y espacio público3. Ajustando e interrogando estos términos podrán desplegarse
cuestiones que nos hablan de las situaciones terapéuticas implicadas en el AT.
Situaciones que tendrán coordenadas singulares, aunque pueden tener una
pluralidad de elementos, sin por eso ser “universales”, estandarizables. Sugiero una ampliación del tema para aquellos
que en la práctica utilizan el recurso de la lectura en el AT, por su utilidad
en esa articulación íntimo-público, a partir del libro: Petit, M., Lecturas:
del espacio íntimo al espacio público, Ed.
FCE, México, 2008.
4
Cf. “Eficacia clínica del Acompañamiento
Terapéutico”, Manson, F., Rossi, G. y otros, Bs. As., Ed. Polemos, 2002
5
Por ejemplo en el Seminario 1, “Los escritos
técnicos de Freud”, para referirse al esquema de los espejos, o a la
experiencia del ramillete invertido. Por su parte, Freud escribe sobre el
cerebro también como un dispositivo, y se refiere varias veces a los dispositivos eléctricos, como hoy se
habla de dispositivos de procesamiento en computación, o dispositivos de
entrada y de salida de datos. 6 Un
artículo conocido y recomendable para introducirse en el tema: Deleuze, G.; Qué
es un dispositivo. En: AAVV, Michel Foucault, filósofo. Ed Gedisa, Barcelona,
1995.
7 Según la Real Academia
Española, vigésima segunda edición (www.rae.es).
Y en esta exploración, aunque parezca que nos
vamos…, iremos hacia breves consideraciones sobre lo que llamaría “encuadres”
del encuadre: el trabajo en equipo, por un lado, y el marco legal por otro,
como regulación tanto para la
formación en AT como para el ejercicio de la práctica.
Es en el
ENCUADRE donde redirigimos la
DEMANDA SUBJETIVA hacia una DEMANDA
CLINICA y puede ser oral o escrito dependiendo como lo utilizaremos en el
futuro REENCUADRE. Esta redirección
nos sirve para establecer un PLAN DE
TRABAJO el mismo utilizará datos de las
ENTREVISTAS.
El PLANDE TRABAJO lo planteo desde la siguiente formula
QUE
VOY A HACER COMO PARA QUE
Siendo el PARA QUE, la DEMANDA ya encuadrada.
Es necesario para establecer un PLAN DE TRABAJO completo, el tener en
cuenta lo que en la ENTREVISTA se
dice pero además poner especial énfasis lo que no se dice y que con el tiempo
de acompañamiento vamos descubriendo, es por eso la imposibilidad de realizar
un PLAN DE TRABAJO al mismo momento
que comenzamos en Acompañamiento Terapéutico.
Tengamos en cuenta la forma en que se redacta,
demostrar profesionalismo en la redacción, saber de leyes para introducir una
legalidad en la profesión, saber explicar que es un acompañante terapéutico y
la especificidad de este en la DEMANDA
propiamente dicha. Partir desde un concepto BIO PSICO SOCIAL, saber que el
acompañante terapéutico no trabaja con la patología sino, con lo que la
patología ha hecho en el individuo, eso marca la diferencia entre el
acompañamiento terapéutico y la asistencia, no se trabaja con la falta (la
patología, presenta una imposibilidad), sino con la VULNERABILIDAD