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domingo, 8 de octubre de 2017

Del Rol a la función Encuentro de subjetividades, Nicolás Castelli...Diario Antipodas n°2



 “No importa la estructura sino
lo que se puede hacer con ella”
Antonio De Luca

El acompañamiento terapéutico se ha instalado como una modalidad de abordaje en los tratamientos por diferentes tipos de problemáticas, la multiplicidad de casos nos convoca a preguntarnos sobre la función del AT. Tal como el psicoanálisis lo plantea, siempre hablamos del caso por caso, la singularidad de cada caso convoca a ocupar funciones diferentes. No hay fórmulas universales cuando hablamos de trabajar con seres humanos, está lo particular de cada situación y lo singular de cada sujeto.
Podemos diferenciar tres planos: lo universal por ejemplo se puede pensar a nivel de un diagnóstico: TGD, ADD, ADDH, TOC. Son categorías que se plantean de forma generales y que se aplican a modo de descripción. Lo particular remite a la situación, como decíamos no es lo mismo hablar de un niño, un adolescente, y del lugar donde se está: la escuela, la casa; todo lo que tiene que ver con la situación. Está el plano de lo singular, lo que remite al sujeto, a sus deseos, sus inquietudes, sus angustias.
Si como acompañantes quedamos fijados al diagnóstico, que suele ser la carta de presentación a la hora de tomar un acompañamiento, aparecen los modelos de roles a ocupar según la descripción diagnóstica, entonces el AT debe hacer tal o cual cosa porque la clasificación nosográfica impuesta lo determina; el rol esperado deja al AT adosado al diagnóstico, actuando así en un plano imaginario, ya que el sujeto no es tal clasificación. Si nos quedamos con las demandas que aparecen en el contexto, en lo particular de la situación, sea en la casa o en las instituciones, etc., el AT queda objetabilizado, ubicado en un lugar de uso, entonces aparece el AT reemplazando a la maestra en el aula o cuidando hermanitos en una casa o yendo a pagar los impuestos y a hacer las compras. En cambio, si la mirada apunta a lo singular, aparece la escucha, se tiene en cuenta al otro, y a partir de allí se abre un campo de posibilidades.
El trabajo del acompañante reviste entonces una responsabilidad y una convocatoria permanente. La responsabilidad de llevar a cabo un control o supervisión de su práctica, convocándose desde su experiencia a cuestionar su quehacer cotidiano, para no quedar fijado a un rol estipulado de ante mano. Así como también la convocatoria a un análisis privado, en tanto las situaciones en las que trascurre un acompañamiento movilizan cuestiones subjetivas. No solo está lo que le pasa a la persona que se va acompañar, sino que hay situaciones que generan angustias, enojos, hay malos entendidos que es importante que se trabajen en un espacio privado. Vamos a tener en cuenta que se trata de dos seres humanos, de que hay demandas y que también está el deseo de la persona que es acompañada. Es fundamental ver que más allá de una enfermedad o una discapacidad el otro es un sujeto deseante.
¿Cuál es la función que tenemos como acompañantes en cada caso?. El Acompañante terapéutico no puede quedar fijado a un rol determinado, por eso hablamos de función. Para esto es importante que el acompañante no esté en el centro de la escena, que no consista él en lugar de donde debe aparecer la singularidad del acompañado. Al igual que pasa con una discapacidad o enfermedad, donde se termina por nominar a la persona a través de su padecimiento y no desde su subjetividad, tal como se escucha muchas veces por ejemplo en las escuelas: “el Down, el TGD, el ADD”. Se trata de que el hecho de que exista un acompañante no funcione como un rótulo, “El que tiene acompañante”, porque se termina por borrar al acompañado, desapareciendo como sujeto.
El acompañante debe ser un posibilitador y no un obstructor del despliegue de la singularidad. Cuando hablamos de estructuras clínicas, estás son formas o modos que usamos para hablar de teoría, psicosis, neurosis o perversión, son figuras que nos sirven para manejarnos en la teoría en referencia a ciertos fenómenos.
Es menester no manejarse en el campo de lo humano con certezas o ideas cerradas respecto del otro, ya que esto solo lleva a poner un muro con el otro a partir de la propia mirada. Es por eso responsable el acompañante en llevar a cabo un control de su práctica para no caer en estos sesgos que dificultan su trabajo diario. Como también no quedar objetabilizado frente a situaciones, u obturando espacios donde lo que debe primar es la subjetividad del acompañado.


Nueva formación...


jueves, 31 de agosto de 2017

A.T. en Costa Rica


En Costa Rica, se ha dado algo muy particular, hemos realizado encuentros diversos para hablar de Acompañamiento Terapéutico, donde era desconocido, y aun así, una multitud inusitada, se decidieron escuchar a 1 psicoanalista Mexicano (Juan Manuel Rodriguez Penagos), una psicoanalista Costarricense (Jessica Millet) y a un Acompañante Terapéutico Argentino ( Vladimiro Chiattone), los lugares elegidos fueron el Hotel Radisson de San Jose, donde se dio cita a integrantes del colegio de Psicólogos de Costa Rica, y escucharon acerca de algo novedoso y hasta pudieron pensar este dispositivo en cada uno de sus lugares de trabajo, al otro día la cita fue en la Universidad de Costa Rica donde 100 estudiantes escucharon acerca del Acompañamiento terapéutico, 100 mas estaban en lista de espera y otra cantidad nos seguían por Streaming...Así quedo consolidado en Costa Rica el Acompañamiento Terapéutico, la Lic. Jessica Millet sera la encargada de formar a los futuros profesionales...

miércoles, 2 de agosto de 2017

EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO EN URUGUAY, legitimidad y legalidad. (Periódico ANTIPODAS n°1)

EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPEÚTICO EN URUGUAY, legitimidad y legalidad.


 MAYDA PORTELA1  ,
1 Psicóloga Clínica. Docente de Universidad Católica del Uruguay. Diplomada  Psicoterapias en Servicios de Salud (Psicología Médica y Psicoterapia Sistémica). Dda. Psicología (PhD) Universidad de Palermo (Argentina).                   

RESUMEN
El objetivo de este trabajo es conceptualizar y reflexionar sobre la legalidad y legitimidad del dispositivo de Acompañamiento Terapéutico en el Uruguay.  El surgimiento, consolidación y desafíos en la práctica, considerando el mismo dentro de las políticas de salud mental del país y del sistema de Salud.
Palabras-clave: Acompañamiento Terapéutico, Políticas de Salud Mental, Uruguay.-
INTRODUCCIÓN:
La inserción del acompañamiento terapéutico en el Uruguay tiene una historia muy joven aún, no obstante podemos observar que resulta un proceso que paulatinamente se va consolidando, va tomando fuerza propia. Aunque también, justamente, por tratarse de un dispositivo nuevo, se hace necesario remarcar la importancia de la formación para un área tan específica.
Para definir el rol del AT, resulta necesario, antes, definir que es el “rol” de manera general. Para ello tomaré la siguiente definición: “...El “role” o el papel que asume un individuo en una organización representa el conjunto de conductas esperadas de quien ocupa una determinada posición en el grupo del que forma parte.” (Hanlon, J.M. (1968): Op. cit.) o “ la serie de expectativas compartidas acerca de cómo una persona debiera actuar en las distintas situaciones en las que ha de intervenir” [1]
Básicamente esta definición se aplica al ámbito laboral, donde el rol se define en relación a la tarea que se espera que desempeñe la persona en el puesto que va a ocupar.  Por lo tanto, y no menos importante, tanto la persona que va a desempeñar el rol debe tener claro su función (y estar formado para ello) como la persona que contrata debe tener claro lo que está demandando.
En cuanto al primer aspecto, el del conocimiento de la función que se desempeña, contamos con una formación específica en la Universidad Católica: Tecnicatura en Acompañamiento Terapéutico; formación reconocida y habilitada, con fuerte enfoque teórico-práctico para garantizar la calidad y calificación de una tarea tan delicada.
Para las personas que contratan un AT, también la garantía está de la mano de asignarles  personas que han sido formadas especialmente para la función.
Entonces el rol del AT, indica que se trata de un técnico capacitado específicamente para acompañar al paciente (en la modalidad que éste lo requiera) acompañar de manera terapéutica, lo cual indica que existe un tratamiento a llevar a cabo, con un equipo que piensa y propone la forma de llevar a cabo el trabajo para el logro de determinados objetivos planteados.
Definición tan simple y tan compleja, ya que ella conlleva la idea de la capacitación, las condiciones personales para ser AT, la disposición a trabajar en equipo, el respeto por el paciente y su familia, la dedicación y el compromiso con la tarea, la ética, entre otras…
Se trata de:
  • Un técnico especializado (distinto a los cuidadores con trayectoria en el país)
  • Independiente (de corrientes psicoterapéuticas)
  • Reconocido: tanto del punto de vista de la formación (con el aval del Ministerio de Educación y Cultura) como de su práctica clínica (con la habilitación del Ministerio de Salud Pública).
Pensamos que al darle un marco institucional-Universitario con los mencionados avales la legalidad del Act estaría bien encaminada, pero solo conseguimos asegurar la legitimidad.
En la actualidad, las demandas vienen mayoritariamente del área educativa en la inclusión escolar; es en esta área donde se han dado los mayores reconocimientos ya que las instituciones han experimentado el hecho que la tarea del Act sea desempeñada por estudiantes de carreras afines al ambiente psi y a técnicos debidamente formados y desde hace unos pocos años, comienzan a requerir la titulación oficial para el desempeño de la tarea. Afortunadamente, este pequeño movimiento viene a reconocer, en la práctica y habiendo experimentado otras opciones, la especificidad del Act y remarca, implícitamente, la importancia de la formación específica.
Cabe destacar, que no son todas las instituciones educativas las que solicitan la formación en AT, si las más grandes, ya que conviven las experiencias de gente no formada que trabaja como AT.
Muchas escuelas tienen hoy un enfoque de inclusión, donde es común ver acompañantes terapéuticos que trabajan con chicos con diferentes diagnósticos. Se trata de una fuerte apuesta al trabajo in situ, que potencia las capacidades y minimiza los efectos de la patología.
Estos movimientos nos indican que el dispositivo se empieza a legitimar en la sociedad, en la práctica, pero no así en la legalidad.
En el Uruguay, en los últimos años se viene implementando una modificación del sistema se salud, con un fuerte componente de integración de los sectores más vulnerables, con la inclusión de la atención de la salud mental dentro del sistema de salud (no quiere decir que antes no existiera sino que estaba topeado) con esfuerzos por descentralizar los servicios de atención, de manera de ser más eficientes a la hora de prevenir, y con la ampliación de la cobertura al entorno familiar del trabajador. Se intenta un cambio a nivel de trabajo en red, conectar distintos programas de atención y llevar el Centro de Atención a la comunidad, para que sea más accesible a todos los sectores y se pueda reforzar la prevención en salud.
En estos cambios, no está considerado el Act, lo cual no es demasiado llamativo siendo que recién está otorgándosele un lugar de mayor incidencia al tratamiento psicoterapéutico, lo cual hace sospechar que de la mano de este cambio podría incluirse luego el dispositivo ya que los Profesionales que puedan indicar un AT comienzan a tener mayor participación en el sistema de salud.
Por otra parte, en los últimos años, también,  se viene gestando un Sistema Nacional de Cuidados con la finalidad de atender a la niñez, la discapacidad y los adultos mayores.  En estos programas tampoco están considerados los ATs, aunque cabe destacar que la cobertura a ofrecer, apunta a la tarea de los cuidados básicos de las personas dependientes, con patologías o discapacidades, no está considerado el trabajo de rehabilitación ni de la terapéutica.
Con este recorrido, se puede ver claramente que se le ha otorgado al Act un lugar de reconocimiento desde el punto de vista de la formación, lo cual viene siendo valorado por las instituciones demandantes que revalorizan la importancia de la capacitación específica para el desempeño de la tarea, legitimando el Act.
Este reconocimiento de legitimación del Act lo viene realizando el ámbito privado, no así el ámbito público ya que no lo incluyen en los programas ni en los cambios en el sistema de salud.
Pero, desde el punto de vista de la legalidad de AT falta un largo camino por transitar.
Nos iniciamos teniendo que definir el AT por lo que no es, por la negativa, en relación a los servicios instalados en el medio local, (el AT no es un cuidador, ya que en el país se asocia a las empresas de compañías en hospitales que tienen larga data), entramos en la actividad explicitando lo que no somos como forma de diferenciarnos y posicionarnos en un lugar distinto, donde se prioriza lo terapéutico frente al cuidado, el trabajo en equipo frente a la compañía.
Actualmente, y habiendo transitado un camino, corto pero confiable, tal vez es momento de pensarse por lo que sí somos en el tratamiento de la salud mental en el Uruguay, y en los procesos de rehabilitación y reinserción social. Estamos en condiciones de crecer, de ampliar fronteras a los programas de salud comunitarios, en centros zonales de Montevideo, acompañando los procesos de descentralización.
Este AT que ocupa un lugar tan específico y tan difuso, donde su lugar de acción entra en conflicto con otras profesiones que se sienten amenazadas por este nuevo agente de salud, pero que al mismo tiempo necesita una herramienta adicional, es el caso del AT en las instituciones educativas.
Es necesario que nos preguntemos sobre el aspecto individual del AT, ya que necesitamos que se involucren en este proceso de identidad y no solamente que se descansen en las luchas institucionales por la legalidad sino que esta legalidad también tiene que ser gestionada por los ATs como colectivo consolidado en las prácticas.
Está claro que este movimiento no es simple, el lugar se gana desde el hacer y este lugar no es un lugar exclusivo para el at, confluyen, como decía, unas cuantas profesiones y saberes que se sienten amenazadas y cuestionadas a partir del ingreso del AT. Para ello no basta con una ley, con una institución que los respalde, aunque es necesario, parecería no ser suficiente.
Morín [i]  en su libro “la cabeza bien puesta” dice que el programa es la determinación de una secuencia de acciones tendientes a lograr un objetivo, busca sin cesar juntar informaciones, verificarlas y modificar sus acciones en función de las informaciones recogidas y de las casualidades con las que se encuentra en el camino. La vida nos solicita la estrategia y si es posible el arte. Es por supuesto una inversión de concepción que habría que producir para prepararse para los tiempos de incertidumbre.”
El acompañamiento terapéutico es el arte de trabajar en la incertidumbre, no hay certezas, el AT se acomoda al proceso de trabajo, como dice Morín, se trata de la “estrategia de acción”. Al AT le toca posicionarse  en un lugar de tensión, tensión que, por otra parte, le toca sostener y desde ahí desarrollar su tarea.
El AT necesita saber que el terreno de acción será incierto, no debería esperar demasiadas certezas, y en este terreno se implementa la estrategia de acción, para lo cual se requiere un movimiento de compromiso y posicionamiento responsable, maduro y comprometido con esta tarea.
Para ello, resulta imprescindible que el mismo tenga ese poder reflexivo de sí mismo, de cuál es su especificidad en el tratamiento, de ocupar su lugar desde el respeto, con la convicción que su accionar tocará de cerca a otros saberes pero con los que debe aprender a relacionarse y aunar esfuerzos, esto no es solamente una tarea de las instituciones sino que se debe complementar con ese sutil movimiento de autorización subjetiva del AT, sin omnipotencias pero si con seguridad.
Creo que, con el camino transitado, ya tenemos que empezar a sentirnos más seguros de nosotros mismos y que el movimiento hacia la legalidad debe gestarse a partir de la determinación de los ATs como colectivo que ya está legitimado en la práctica. Es decir, el nacimiento surgió con el mayor respaldo ( el universitario) se le otorgaron los documentos correspondientes ( las habilitaciones) la práctica les fue otorgando identidad y reconocimiento, por lo que falta la consolidación final que implica la legalidad oficial que, desde mi punto de vista, requiere la seguridad y la coordinación de los Ats como colectivo consolidado.
Tal vez debamos esperar a que el sistema de salud madure, para presentarnos al mismo como un dispositivo que viene a colaborar con el Programa, que tiene mucho para ofrecer y que tiene un respaldo histórico que ya cuenta con casi ocho años de experiencia y camino transitado.
Logros hay muchos, puertas por abrir y ámbitos por recorrer, muchos más! Sigue siendo el arte de trabajar en la incertidumbre…


[1] (Levine, J.M. y Moreland, R.L.: Progress in small group research. Annual Review of Psychology, 41, 1990, págs. 585-634.




[i] Edgar Morín. La cabeza bien puesta. Ed. Nueva Visión. Buenos Aires. 2002


lunes, 24 de julio de 2017

Los esperamos

Ya estamos inscribiendo para el VI Encuentro Provincial - I Encuentro Federal de la Red de Acompañantes Terapéuticos
Acercate a una de nuestras instituciones avaladas

• Devenir. Formación y Asistencia en Acompañamiento Terapéutico-Rafael Núñez 2034. Barrio Cerro de las Rosas. Córdoba José Reynafé 2034
B° Cerro de las Rosas, Córdoba Capital/ Centro Cultural Casa Azul, Salta 55, Rio Ceballos/ Mesa de Trabajo Calamuchita Solidaria, Hip. Irigoyen s/n Camino a Rumipal, Villa del Dique

• AcompañarTe. Centro de Acompañantes Terapéuticos
Deán Funes 163. Piso2. Oficina 19. Barrio Centro. Córdoba Capital. Teléfono: 351-5-153253/ 4226313

• Fundación Ser Acompañante
Bolívar 554. Barrio Güemes. Córdoba Capital. Teléfono: 4237041

• Ser Acompañante Río Cuarto
Lamadrid 844. Río Cuarto. Córdoba. Teléfono: 0358-4210201

• Sanatorio Morra. Fundación Morra
Av. Sagrada Familia esq. Nazaret. Barrio Urca. Córdoba Capital. Teléfono: 351-5-586891/ 351-6-338721

TAMBIÉN PODES INSCRIBIRTE ONLINE en el siguiente link
https://goo.gl/forms/DsT5ftBTr0PcFIY83

Logo de la Red Argentina de Asociaciones y Agrupaciones de A.T


miércoles, 5 de julio de 2017

En el II semestre el Programa de Postgrado en Psicología de la Universidad de Costa Rica ofrecerá este taller sobre AT,

En el II semestre el Programa de Postgrado en Psicología de la Universidad de Costa Rica ofrecerá varios cursos y talleres. Empezaremos en agosto con este taller sobre AT, Acompañamiento Terapéutico. 
El acompañamiento terapéutico es un recurso especializado, y su eficacia terapéutica ha sido probada en sujetos provenientes de distintos ámbitos: 
- En centros de adicción fue aplicado con estrategias específicas que implican la reinserción de la palabra ante la impulsión del consumo.
- En los procesos de “desmanicomialización” en instituciones psiquiátricas tales como el Hospital Alejandro Korn en la Plata, Argentina.
- En hogares de ancianos en que ha incidido en la prevención del deterioro de las personas con demencias u otros tipos de problemas degenerativos.
- En escuelas, en donde se interviene desde la subjetividad con chicos que tienen dificultades en la construcción del lazo social y con problemas de conducta.
- En las clínicas del dolor, dando contención al paciente en su vida diaria y su familia.
Este taller es gratuito y de cupo limitado. Pueden reservar su espacio escribiendo al correo electrónico: priscilla.echeverria@ucr.ac.c

lunes, 3 de julio de 2017

SEMINARIO DE ACTUALIZACION

QUERES SABER QUE ES LA ESTIMULACION TEMPRANA, SOS ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO Y TE INTERESA SABER DE OTRAS DISCIPLINAS, QUERES TENER TIEMPO DE ESTUDIAR A CUALQUIER HORA Y DESDE TU CASA?, ATALyC TE DA ESA POSIBILIDAD, UNA FORMACIÓN DE 2 MESES, 8 CLASES ON LINE, PARA QUE SEPAS ACERCA DE LA ESTIMULACION TEMPRANA, CON CERTIFICACIÓN ON LINE, ESTUDIANTES DE TODA AMÉRICA LATINA, ESCRIBÍ A vladimiroch@hotmail.com, PEDÍ INFORMACIÓN Y ANOTATE

martes, 27 de junio de 2017

Mas sobre el encuentro en Córdoba

Convocatoria Presentación de Trabajos

Queremos invitarlos a a compartir sus experiencias en el ejercicio  profesional  y proyectos que mejoren nuestra tarea en el VI Encuentro Provincial y I Encuentro Federal de la Red de Acompañantes Terapéuticos

AQUELLOS QUE PRESENTEN TRABAJOS NO ABONAN INSCRIPCIÓN AL ENCUENTRO!!!

Ejes Temáticos
• Teoría y Técnica en los avances de la profesión del AT.
• AT  e Interdisciplina. Diferenciación de roles y profesiones afines.
• Marco legal  y campo laboral del AT en la actualidad. Sistemas institucionales, legales, obras sociales.
• Formación y Supervisión en el campo del AT.

Normativa para la presentación de trabajos

Máximo 6 carillas A4, fuente Arial, cuerpo 12, interlineado sencillo, título en Arial 16, en negrita y subrayado. Para las «Presentaciones Institucionales», la extensión de los trabajos podrá ser de hasta 8 carillas
• Detallar: nombre, profesión, domicilio, teléfono, e-mail de todos los realizadores del trabajo
• Explicitar la modalidad de presentación
• Indicar si pertenece a alguna institución pública o privada
• Enviar copia en archivo adjunto de Word

Fecha límite de Presentación de Trabajos
10 de Agosto de 2017
Enviar a: asociacioncordobesa@outlook.com

Organiza
*Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la Provincia de Córdoba
*Red Argentina de Asociaciones y Agrupaciones de Acompañantes Terapéuticos

Para agendar y participar


sábado, 17 de junio de 2017

mi canal de YOUTUBE

https://www.youtube.com/channel/UChTEPB2Qq6tcw3KkzD8UIAA/videos?view_as=subscriber

Del muro de Alejadro Chevez (http://www.alejandrochevez.com/)







Ponencia presentada en la Jornada Internacional Acompañamiento Terapéutico: legalidad, incumbencia e identidad, organizada por la Red Argentina de Asociaciones y Agrupaciones de Acompañamiento Terapéutico.
Instituto Superior en Salud FECLIBA. La Plata, Buenos Aires, Argentina  26/04/217

Quiero agradecer a Gustavo Rossi y a Vladimiro Chiattone la invitación a participar a este encuentro junto con amigo Mane Rodríguez de México, intentaré abordar algunos temas que estamos trabajando en Madrid relacionadas con la identidad, la legalidad y el marco de acción del Acompañamiento Terapéutico en España.

Cuando hablamos de la identidad del acompañante terapéutico quizás no tenga mucho sentido perseverar en lo conocido, menos también debatir con el modelo brasilero si el at es una disciplina o una metodología, pienso que las instituciones vienen suspender este debate e incluso suprimirlo, en el momento en que entendemos que el Acompañamiento Terapéutico no es un capricho latinoamericano, sino una respuesta institucional a un problema social.

En tanto que respuesta ante un instituido tiene una relación de correspondencia con el contexto institucional en el que se instituye, y por lo tanto diferentes contextos institucionales y políticos darán forma a diferentes respuestas. Cabe preguntarse si en los diferentes países en los que se ha implantado, cada uno con sus características institucionales y políticas puede corresponderse la misma respuesta, o al menos una parecida que lleve el nombre de Acompañamiento Terapéutico.

En concreto la pregunta es si las diferentes formas en la que se ha instrumentado el Acompañamiento Terapéutico en los diferentes contextos (y no necesariamente en los diferentes países ya que hay diferencias internas también) mantiene las suficientes correspondencias entre sí como para afirmar que todas ellas tienen una relación de pertenencia a un conjunto mayor que llamaríamos Acompañamiento Terapéutico.

Esta cuestión tan simple es la que me ha motivado a iniciar un proyecto de investigación basado en el método Delphi con la finalidad de recoger por parte de los mismos protagonistas los Elementos esenciales del Acompañamiento Terapéutico. Investigación como digo muy sencilla, pero aunque parezca sorprendente, es la primera en su tipo. Son los hechos los que acallan las conjeturas.


Pero esto no es de lo que quería hablaros hoy sino de que lo que considero la identidad perdida del acompañante terapéutico, perdida en el mar de las identificaciones y el brillo enceguecedor del reconocimiento social. Yo me pregunto ¿En qué momento los acompañantes terapéutico nos convertimos en psicoanalistas?, lo digo con nostalgia  y autocrítica, porque pareciera haber sido este el sino de nuestra generación y de la anterior aun más. Éste no es un hecho secundario en el desarrollo de nuestra práctica, y sinceramente dan gusto los debates que en los sucesivos congresos he podido tener con los acompañantes sobre este tema. Porque nos enfrentamos al comienzo de una nueva era de acompañantes mentales, con un gran domino de las artes psíquicas, pero muy poco espontánea, con una gran inhibición para la representación, la actuación y el dominio de los gestos y las emociones.  Espero que aún estemos a tiempo para detener esta marea de acompañantes que desean ser psicoanalistas. Claro, no es su culpa, hay poner el ojo en la formación, no hay libro de acompañamiento que no diga que en su práctica el profesional debe hacer uso de “cierta espontaneidad”, ¿por qué “cierta”?, un acompañante requiere de TODA su espontaneidad trabajada en cada momento de su praxis. Jacobo Levy Moreno, que es quien, además de crear el psicodrama, introdujo la espontaneidad como concepto psicoterapéutico, lo define como una respuesta adecuada ante una situación nueva o una respuesta creativa ante una situación conocida. La espontaneidad es sinónimo de libertad, juego y salud. Un encuadre sea el que sea requiere de la espontaneidad del at para que sea habitable, cualquiera sea la patología, ¿Por qué esta insistencia en cierta espontaneidad?

viernes, 16 de junio de 2017

Consumos Problemáticos en la Adolescencia

Ciclo de Jornadas de Prevención - 1° ENCUENTRO
Consumos Problemáticos en la Adolescencia
FECHA
Lunes 26 de junio - 10 hs
ORGANIZAN
FECLIBA - Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires - IOMA
DESTINATARIOS
Profesionales y agentes de la salud, comunidad en general.
JORNADA LIBRE Y GRATUITA
Con certificado de asistencia
Informes e Inscripción iss.fecliba.org.ar | (221) 412-9169 de 8 a 16 hs | Av. 7 Nro 532 – La Plata



miércoles, 14 de junio de 2017

¿Qué es la estimulación temprana?

¿Qué es?

La estimulación temprana es un conjunto de actividades centradas en la estimulación de los sentidos, especialmente la visión y el oído. Se ejecuta desde el mismo nacimiento del bebé y puede utilizarse hasta los 6 o 7 años, aprovechando el período en los que la plasticidad cerebral es mayor.

¿Para qué sirve?

Estas actividades están dirigidas a potenciar las capacidades de los bebés y agilizar su adaptación al entorno. Su finalidad es crear interconexiones neuronales más sólidas y reforzarlas, de modo que sus capacidades de percepción y aprendizaje sean mayores. Con ello, sus habilidades y destrezas surgirán de un modo más consistente y saludable.
Para ello, la estimulación temprana se centra en cuatro bloques, los cuales están enfocados a un aspecto distinto y necesario para el futuro del bebé:
• Área cognitiva: Mejora la comprensión, el razonamiento y la adaptación a nuevas situaciones mediante experiencias.
• Área motriz: Potencia la capacidad de movimiento y coordinación permitiendo al bebé manipular todo tipo de objetos.
• Área de lenguaje: Abarca tanto la capacidad comprensiva como expresiva y gestual.
• Área socio-emocional: Perfecciona la capacidad de relacionarse con otras personas y expresar sus propios sentimientos mediante la interacción social.
En resumidas cuentas, lo que conseguimos empleando la estimulación temprana es desarrollar al máximo las cualidades de nuestro bebé de una forma que resulta divertida para ellos. Es por esto que es muy útil para niños que presenten algún problema de salud, pero es recomendable para todos.

¿Qué no es la estimulación temprana?

No hay que confundir este refuerzo del pequeño con la pretensión de conseguir un niño con habilidades superiores. Estas actividades no persiguen en ningún momento forzar las capacidades de los niños, sino tratar de potenciarlas dentro de sus propios límites. Tampoco se intenta alterar los ritmos naturales del bebé o no respetar sus preferencias, sino que lo que se busca es proporcionarle un crecimiento en un entorno de respeto, conocimiento y habilidad.

lunes, 8 de mayo de 2017

Entrevista a Kuras de Mauer

Entrevista a Susana Kuras de Mauer
26/12/2011- Por Emilia Cueto - Realizar Consulta

La entrevista a Susana Kuras de Mauer nos transporta a los comienzos de su práctica vinculada al Acompañamiento Terapéutico, tiempo que llamará de la “prehistoria” y que coincide con los primeros desarrollos de esta figura en Argentina, donde es una de sus pioneras. Encontraremos anécdotas y reflexiones que van desde aquellas marcas iniciales a los ámbitos más recientes en los que se implementa este dispositivo -tal como lo denomina la entrevistada siguiendo a Foucault- y la importancia de su inclusión en patologías graves. Pero también nos hablará de los obstáculos y el porqué de la necesidad de una habilitación que legitime el ejercicio de la tarea.

- Los inicios de su práctica vinculada al Acompañamiento Terapéutico datan del año 1971, ¿qué la llevó a elegir ese ámbito?

- Siendo estudiante de la carrera de psicología de la UBA conocí a Eduardo Kalina, quien trataba pacientes graves, especialmente adolescentes adictos y proponía, ya entonces, estrategias clínicas de abordaje que incluían en su seno a psicoterapeutas, psiquiatras, terapeutas familiares, y lo que por entonces llamábamos “amigos calificados”. Sin vacilar, bendije esa posibilidad de integrarme a un equipo asistencial, que me dio la oportunidad de trabajar, aprender y formarme, mientras asistíamos a jóvenes, en su mayoría psicóticos.
Recuerdo que mi entusiasmo era tal, que luego de haber trabajado un largo mes, cuando me reclamaron que no había pasado mis honorarios correspondientes, ¡me enteré que se trataba de una tarea remunerada!
El equipo era ambulatorio y su filosofía de trabajo era evitar, en lo posible, la institucionalización de los pacientes sobre todo las internaciones prolongadas. La red de contención necesaria incluía desde el momento de la consulta misma, lo que denominamos un chaleco humano, que les brindara la posibilidad de transitar el proceso de tratamiento sin aislarlos ni confinarlos al “cliniquismo”. Fue esta convicción de que hay una clínica esperanzada, con propuestas asistenciales que se aproximen al sufrimiento psíquico con una ideología terapéutica innovadora, el motor de esta inserción en el territorio del acompañamiento terapéutico.

- Usted es una de las pioneras en nuestro país en lo concerniente a ese campo, ¿a quienes ubicaría como sus antecesores y/o maestros?

- Pertenecer a la prehistoria, es ante todo un honor y además un problema. Las marcas de época se gestan siempre en contextos sociales que las van haciendo posibles. Sin duda la inclusión del acompañamiento se inscribe en una corriente psiquiátrica dinámica, que rompe con una concepción atomizada del sujeto, e inscribe al paciente y su padecimiento en una problemática familiar y social. En nuestro país Enrique Pichón Rivière, José Bleger, el Servicio de Salud Mental que dirigió Mauricio Goldemberg, Valentín Baremblit y sus patrullas, generaron con sus aportes un contexto inspirador para esta profesión. Por otra parte la antipsiquiatría, Laing y Cooper, Franco Basaglia, Michel Foucault propusieron, cada uno desde su especialidad rupturas con el modelo psiquiátrico clásico introduciendo así ideas renovadas en torno a la atención en Salud Mental.
En mi experiencia personal fue el empuje de Eduardo Kalina y su convicción de que pensar en equipo es indispensable para trabajar con pacientes muy perturbados, aquello que atesoro como fundante. De aquel entonces se forjaron vínculos intensos que nos marcaron en múltiples sentidos. Por mencionar unos pocos, hablo de Santiago Korin, Jorge García, Gerardo Rubinstein, Eduardo Vera Ocampo, Mirta Estamati, Miguel Bianucci, Javier Chimera, Carlos Pierini, Susana Gutierrez Posse, Dona Bentolila. Resalto en especial a Silvia Resnizky, con quien en los últimos 40 años hemos transitado juntas un camino de conceptualización sobre los dispositivos clínicos de múltiple abordaje. Hemos escrito ya cuatro libros dedicados al tema del acompañamiento.

- Anteriormente mencionaba a la antipsiquiatría, ¿Considera que también han tenido incidencia en los orígenes de los A.T. las corrientes desmanicomializadoras?, ¿de qué manera?

- Sin duda. El espíritu de las corrientes que sostienen que la enfermedad no puede ser pensada por fuera del sujeto que la encarna y del contexto familiar y social del que forma parte ha incidido en el surgimiento del acompañamiento terapéutico. El acompañamiento forma parte de una propuesta alternativa que buscó desde sus comienzos trabajar para recuperar la dignidad del ser humano ignorada en la asistencia asilar. Los antipsiquiatras y quienes propulsaron la creación de comunidades terapéuticas auspiciaron modos revolucionarios de pensar la enfermedad mental, proponiendo una apertura que resultaba fundamental.
Recuerdo que el capítulo inicial de nuestro primer libro se titulaba “Contra la enfermedad como delito” y llevaba como epígrafe una frase de Hipócrates que decía: “médicos por lo menos no causéis daño”.
La reclusión, la medicalización amordazante, las etiquetas diagnósticas alienantes, necesitaron de fuertes denuncias y corrientes comprometidas en desmanicomializar a sus enfermos para ayudarlos a encontrar nuevamente el sentido de vivir en sociedad.Pensamos pues para el abordaje en salud mental en modelos abiertos a lo heterogéneo y cambiante, en libertad, no en el encierro. 

- ¿Cómo y cuando se comenzó a implementar la figura de AT?

- Cómo ocurre con los orígenes en general, es muy riesgoso atarse a una mirada monofocal y estática de los comienzos. Más aún, insistir en hacerle un ADN para fijar la paternidad del tema, no parece ser una idea interesante. Como decía recién, pertenecer a la prehistoria ágrafa del acompañamiento es un problema justamente porque las experiencias eran clínicas, y hasta podría decirse épicas, y el intercambio entre distintos polos de pertenencia era aun informal. Lo que no cabe duda es que el surgimiento de este nuevo rol, como decíamos en los comienzos, está asociado a la insuficiencia de enfoques convencionales. A los límites que nos impone la clínica, necesitada de ampliar las herramientas terapéuticas para hacerle frente al dolor psíquico extremo.
Con pudor y con orgullo seguimos recordando, anécdotas de los comienzos, propias de tanteos de la inexperiencia, como correr por la calle a un paciente adolescente, alto y ágil fugado del hospital de Día mientras llegaba el acompañante de reemplazo. Yo corría a pie y Jorge, el AT que venía a reemplazarme en su Fiat 600. Cuando encontramos finalmente al paciente, algunas cuadras más adelante cometimos el error de subirnos al Fitito los tres con la pretenciosa ilusión de que el paciente pudiera reflexionar sobre su acting out Eran los tempranos setentas, los pacientes jóvenes adictos eran fácilmente identificables, con aspecto hippie y lugares de reunión muy puntuales y acotados como la Galería del Este o el BaroBar. De manera que en aquel escenario inicial los amigos calificados fuimos comenzando a incluirnos como jóvenes estudiantes, con vocación asistencial, creatividad y convicción de que el trabajo en equipo podría hacer de este recurso un aporte terapéutico.
Había que inventarlo todo. Padecimos durante décadas del desconcierto de los legos, de la resistencia de los psiquiatras a aceptar los déficits y cuestionamientos al poder médico vertical y de la aprehensión de los psicoterapeutas a incluir acompañantes cuando el estado clínico de un paciente así lo requiere. La práctica clínica, que surgió con fuerza en el ámbito privado, tuvo una seria dificultad de entrar en el ámbito de los Hospitales públicos durante la Dictadura militar. En aquel entonces yo integraba el equipo de niños y adolescentes del Policlínico Avellaneda, que dirigía Silvia Berman. Fuimos echados todos de los Servicios hospitalarios de Salud Mental, que quedaron desmantelados y arrasados en su conjunto. Pese a eso seguimos trabajando en grupos, reflexionando sobre la función de acompañar, viviendo momentos de riesgo mientras acompañábamos a nuestros pacientes en la vía pública, pero seguimos adelante. Recién con la vuelta de la democracia, en 1983, tuvimos la posibilidad de reaparecer con mayor fuerza y congregarnos nuevamente. Allí ocurrió un hecho curioso, que recién ahora lo ligo a la salida de aquello que Santiago Kovadloff llamó “Cultura de Catacumbas”. En noviembre de 1983, atravesadas por el compromiso creciente con el acompañamiento terapéutico, organizamos y presidimos con Eduardo Kalina y Silvia Resnizky el “Primer Encuentro Argentino sobre Acompañamiento Terapéutico en Psiquiatría” donde  170 participantes debatieron con los pioneros que alojaron y habilitaron el ejercicio del acompañamiento. Allí Lía Ricon, Ricardo Grimson, Javier Chimera,  Jorge García Badaracco, Octavio Fernandez Moujan, Santiago Korin, Oscar Olego, Juan Yaría, se manifestaron en relación a lo nuestro. Curiosamente este primer hito, quedó sepultado o salteado de los relatos que historizan el itinerario de esta profesión. Dos años más tarde, en ocasión del Segundo Encuentro Argentino de Acompañamiento publicamos aquel primer libro dedicado al acompañamiento, en Editorial Trieb.
Durante años padecimos y nos afligimos con Silvia Resnizky por esta omisión a la que sentíamos injusta. Hoy la leemos de otra manera, la pensamos inscripta en los laberintos propios del trabajo de construcción y deconstrucción que ha vivido el crecimiento de esta joven profesión que con vigor y consistencia se ha arraigado al campo asistencial en Salud Mental.

- Durante los primeros días de noviembre se realizó en Buenos Aires el VI Congreso Internacional de Acompañamiento Terapéutico, ¿Cuáles son los cambios más notorios que podría destacar entre aquel “Primer Encuentro Argentino sobre Acompañamiento Terapéutico en Psiquiatría” de 1983 y este nuevo Congreso?

- A la prehistoria le sucedió una etapa de conceptualización y de allí en más se hizo necesaria la filiación y la pertenencia institucional. La creación de AATRA (Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina) dio un marco de institucionalización al conjunto de acompañantes que ya trabajaban y a tantos otros en proceso de formación. Los cambios más notables se produjeron -además de la creación de nuevas tecnicaturas- en la legalización de la profesión y en la arborescencia que tiene en sus campos de aplicación. En el libro El acompañamiento terapéutico como Dispositivo, escrito en coautoría con Silvia Resnizky, incluimos nuevas propuestas de intervención del AT, como el acompañamiento familiar situacional, abordaje del vínculo parento-filial, apuntalamiento de familias judicializadas, la clínica de las adicciones y desórdenes alimentarios, atención de pacientes con lenguaje de señas y otros. Así como en los comienzos enfatizamos el rol del AT y su eficacia clínica hoy  pensamos al acompañamiento en términos de Dispositivo. El término “dispositivo”, tomado del pensamiento de Michell Foucault, parece referir al entramado de una serie de prácticas y de mecanismos con el objetivo de hacer frente a una urgencia y de conseguir un efecto. De este concepto, nos interesó rescatar tres aspectos  consustanciales con esta profesión: la naturaleza estratégica del dispositivo, su heterogeneidad y su funcionamiento en red. El concepto de dispositivo ha permitido redimensionar el acompañamiento en tanto hoy es mucho más que una herramienta terapéutica. Se trata de un proyecto de conceptualización que, apoyado en las categorías fundamentales del psicoanálisis, ha ido conquistando nuevos territorios y campos de aplicación. Se trata también de un posicionamiento ético frente a la enfermedad y  su implementación se teje con enunciados, discursos e instituciones que la  regulan. En el último Congreso fue muy interesante escuchar experiencias asistenciales con pacientes terminales, con familias disfuncionales, con niños discapacitados, con juzgados y tan fructíferas aplicaciones impresionaban por la capacidad transformadora del Dispositivo de Acompañamiento. La energía, creatividad y pasión con la que los Ats invisten el ejercicio de esta profesión la ha vigorizado y dignificado especialmente.
- En Territorios del Acompañamiento Terapéutico, junto a Silvia Resnizky plantea la necesidad de una formación universitaria que posibilite una “habilitación que legitime”. También insistirá en la necesidad de institucionalizar la profesión. ¿Qué escenarios la han llevado a formular este planteo?
- Efectivamente, dedicamos ya cuatro décadas a conceptualizar el perfil del AT y el crecimiento que ha tenido se debió en gran medida al compromiso de formar a los acompañantes, entrenándolos con la consistencia que este dispositivo requiere para su ejercicio. Aquellos cursos breves, grupos de supervisión, talleres que durante años constituyeron polos de capacitación, fueron felizmente, cediendo lugar a cátedras en la universidad y proyectos de carrera universitaria y tecnicaturas. En el año 2001 la provincia de San Juan puso en marcha la tecnicatura en Acompañamiento, y luego Esquel, San Luis, Santa Fe, ahora Córdoba, y espero no olvidarme ninguna... La creación de AATRA, asociación de acompañantes terapéuticos de la República Argentina , fue clave en el proceso de institucionalización. Allí trabajaron intensamente colegas jóvenes con mucho compromiso y dedicación. Federico Manson, Gabriel Pulice, Gustavo Rossi, Pablo Dragotto y Laura Frank entre otros, dieron un empuje enorme a la jerarquización del ejercicio de esta profesión. Sancionaron además un código de ética e incluyeron explícitamente en algunas leyes provinciales de Salud Mental al AT.
La expansión del AT en sus diversas aplicaciones y la calidad de la formación universitaria están íntimamente relacionadas. Sin título no hay habilitación que acredite al AT, y sin acreditación no hay ley que proteja el ejercicio del acompañamiento terapéutico. Así como luchamos contra la marginación del paciente, debemos insistir en dar a la profesión la carta de ciudadanía que se merece. Siempre subrayo la necesidad de ir en esa dirección, porque cuando la ley se instaura y se cumple, protege.

- ¿Cuáles serían los pilares fundamentales a tener en cuenta en la formación académica de Acompañantes Terapéuticos?

- Para pensar pilares vayamos primero al fundamento. El acompañamiento es un dispositivo que sólo es concebible en el seno de un equipo interdisciplinario. Su labor es, desde nuestra perspectiva, siempre con otros, con quienes comparte una estrategia de abordaje. Su función es asistencial y terapéutica. Aun cuando los profesionales con los que comparte la tarea no sean colegas del campo de la Salud Mental, me refiero a docentes, jueces, psicopedagogos, su inserción es dentro de un equipo. La idea de que puede concebirse como una profesión independiente me resulta impensable. Podría compararlo al quehacer de un anestesista en un equipo quirúrgico. Nadie duda de la función relevante del anestesista a la hora de una operación, pero nadie duda tampoco que sin un equipo alrededor su herramienta pierde sentido.
Así planteado, la formación académica del AT requiere de varios ejes que la sustenten. Aspectos teóricos, técnicos y clínicos vertebran los proyectos de capacitación. Hoy la duración y variedad de propuestas es aún demasiado heterodoxa. Pero vamos en una dirección de aunar para evitar tal disparidad en las propuestas. Los Congresos, donde se reúnen colegas de distintas latitudes para intercambiar y plantear estados actuales del acompañamiento, permiten y ayudan a consolidar e integrar propuestas que coherenticen la formación.
Las pasantías donde los acompañantes van entrenándose, constituyen un eje fundamental para su capacitación. Las supervisiones tanto individuales como grupales van ayudando sin duda a afinar el instrumento.
Con respecto al análisis personal del AT hay variedad de criterios. Por mi parte creo que esta profesión requiere que quienes la ejerzan se analicen, por su resguardo y el de sus pacientes. El nivel de exposición a la intensidad del padecimiento de quienes piden nuestra asistencia es alto, y no tenemos delantales de plomo que nos protejan de la toxicidad emocional que la tarea conlleva. 

- En Acompañantes terapéuticos. Actualización teórico-clínica, ubica la situación de los AT como el efecto de “una resistencia a abordar como responsabilidad social el malestar del paciente enfermo” ¿Considera que esta resistencia es particular del Acompañante Terapéutico o se da en todos los ámbitos de la Salud Mental?

- El campo de la Salud Mental en general ha padecido de una resistencia generalizada y un descuido crónico, que aún hoy seguimos intentando revertir. Ubicamos la génesis del AT en el contexto de una corriente psiquiátrica dinámica innovadora que construyó alternativas para el abordaje de situaciones que exceden los encuadres tradicionales. El acompañamiento se propone como un dispositivo construido a medida, entramado a partir de una red vincular. La complejidad de las patologías del desamparo la hicieron imprescindible. Pero resulta paradojal que el AT se ofrece como una presencia -la de un semejante-, en una cultura que se empeña en demostrar que la realidad tiene respuestas y soluciones en un “chip” prescindiendo de un otro, es decir, en estado de retracción. En estos tiempos, de tanto aislamiento, el hacer con otros, cerca de otros, imprime al esfuerzo una diferencia cualitativa.   
Del mismo modo en que buscamos combatir la marginalidad del paciente, quisiéramos insistir en la necesidad de dar empuje a vínculos terapéuticos más ligados a la paridad, fraternos, más horizontales, como los que se entablan con el AT. Creemos que el intercambio en horizontalidad produce modos de subjetivación suplementarios indispensables para la mejoría de los pacientes.
Lo fraterno también crea su legalidad y entonces, del descentramiento del clásico poder médico vertical, fuimos virando hacia la coexistencia de legalidades simultáneas que enriquecen las estrategias clínicas.
La ley también liga, agrupa, refiere a instituciones gremiales y comunitarias que operarían como marco de pertenencia y participación de los AT.
  
- ¿Cuáles son los obstáculos más frecuentes e importantes con los que se encuentra quien va a ocupar ese lugar?
- Pese a haber conquistado un reconocimiento creciente, el dispositivo de acompañamiento continúa batallando en distintos frentes que le hacen obstáculo. El primero de los escollos es que no fuimos educados para trabajar en equipos. En un enfoque interdisciplinario se busca articular lo diverso con lo propio. Allí conviven profesionales que necesitan interactuar y dialogar para evitar interferencias que perjudiquen al paciente. No olvidemos que trabajar en el terreno de las psicosis, la clínica de las impulsiones, las depresiones, la discapacidad, nos compromete a coincidir en una estrategia conjunta. No siempre los profesionales están disponibles para sostener esta dinámica de equipo. Otro obstáculo son las resistencias familiares, que creen poder incidir en la frecuencia, duración y condiciones del acompañamiento. En esos casos es fundamental precisarles que se trata de una indicación terapéutica y que como tal sigue el encuadre que determina el equipo tratante.
La falta de reuniones, de intercambio de informes actualizados y de lineamientos que operen como referentes que orienten al AT, empobrece también la fecundidad de su labor. Por eso es que tanto insistimos en la insuficiencia de enfoques fragmentarios que distorsionan el sentido del acompañamiento.

- En algunos casos el lugar del A.T. genera una fuerte transferencia, ¿esto podría sugerir resistencias al trabajo analítico?, ¿de qué manera abordarlo?

- Las transferencias múltiples que se entrecruzan en dispositivos clínicos conjuntos es uno de los fenómenos más interesantes para investigar. En principio la diversidad de texturas transferenciales da cuenta de diferentes corrientes de la vida psíquica del paciente. La construcción, el despliegue y la disolución del vínculo transferencial operan con diferencias sustanciales en cada vínculo. En los abordajes múltiples hay un descentramiento de la transferencia que en algunos casos se expresa en forma disociada, o en otros se desglosa, diversificándose con variaciones sutiles entre los distintos profesionales que asisten a un mismo paciente. En general con los AT se gestan modalidades transferenciales fusionales o persecutorias. Así como en el espacio analítico suelen reeditarse los vínculos parento-filiales, en la interacción con los AT se escenifican predominantemente lazos fraternales. Hablamos de fraternización de la escucha para aludir justamente a esta proximidad que se produce en el vínculo con los Ats. La pérdida total de distancia en la transferencia no solamente tiene connotación resistencial, sino que debe además ser cuidadosamente supervisada para no caer en contra actuaciones por parte del AT. En una oportunidad propuse a colegas de Córdoba la creación de espacios de debate entre ATs que llamé “mates clínicos”. Allí, en grupo, la idea era pensar en conjunto, en un colectivo fraterno, las dificultades contratransferenciales que plantea la clínica.

- En ocasiones, el A.T. pasa a ser el “fusible” ante las dificultades del tratamiento, ¿Cuál debería ser en estos casos el lugar del equipo multidisciplinario?

- En algún tiempo hablamos del AT como de un soldado de la primera línea de fuego, en otro momento encontramos útil la representación de un fusible. Lo cierto es que el grado de exposición y projimidad del Vínculo AT-paciente requiere del equipo una actitud de cuidado a sus integrantes.
Evitar excesos en la cantidad de horas de acompañamiento, mantener contacto continuo con los ATs, tener informes actualizados, escucharlos en sus preocupaciones, es responsabilidad de la coordinación del equipo multidisciplinario

- Uno de sus planteos señala las dificultades que muchas veces se presentan en el cierre del acompañamiento, ¿Cuáles son las dificultades más frecuentes y en qué aspectos hay que seguir trabajando para revertir esta situación?

- Los procesos de acompañamiento se interrumpen con frecuencia sin posibilidad de hacer un tramo de cierre y sin despedida. Sin saber cómo ni por qué repentinamente te quedaste sin paciente. Cuando los desenlaces son prematuros e imprevistos es importante que entre los colegas procuren tramitar la finalización. Muchas veces escribir un relato clínico da oportunidad al AT de darle un destino sublimatorio al recorrido inconcluso con su paciente. Más allá de la interferencia puntual de cada situación clínica, la revisión autocrítica para entender qué pasó con ese dispositivo es indispensable.

- Ésta es una práctica que surgió en el ámbito privado, ¿avizora a mediano plazo políticas en salud que puedan incluir a los acompañantes terapéuticos?

- En los últimos años el acompañamiento terapéutico ha conquistado un lugar más protagónico en las instituciones públicas. Hospitales psiquiátricos y hospitales generales con servicios de Psicopatología, centros de salud, hospitales de día, cuentan con equipos de acompañantes en su estructura asistencial. Vamos en pos de implementar políticas sanitarias que contemplen la atención integral de la salud (mental en este caso) en sus distintas fases: prevención, recuperación y rehabilitación. Las instituciones públicas tienen que velar por el cuidado y resguardo de sus miembros, y a la vez ser garantes del derecho a la protección de la salud de la población, como componente esencial del desarrollo social, así como cuidar las condiciones de trabajo de sus profesionales. Es esa nuestra meta y vamos en esa dirección.

-En nombre de elSigma le agradezco su participación en este espacio a través de recuerdos, anécdotas y referencias teórico-clínicas, que nos han permitido realizar un recorrido reflexivo desde los orígenes del Acompañamiento Terapéutico en Argentina hasta el presente.



Susana Kuras de Mauer es Licenciada en Psicología (UBA). Miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Internacional y de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA) y docente de su Instituto de Formación. Especialista en niñez y adolescencia. International Psychoanalytical Association. Profesora adjunta de la Maestría de Pareja y Familia del IUSAM en las materias: Vínculo parento-filial I y II.
Autora de los siguientes libros: Acompañantes Terapéuticos y pacientes psicóticos, en coautoría con S. Resnizky, 1985, Editorial Trieb; Acompanhantes Terapéuticos e pacientes psicóticos – Manual introdutorio a uma estratégia clínica, en coautoría con S. Resnizky, 1987, Brasil. Editorial Papirus; Psicoanalistas, un autorretrato imposible, en coautoría con S. Moscona y S. Resnizky, 2002, Lugar Editorial; Acompañantes Terapéuticos actualización teórico-clínica, 2003, Editorial Letra Viva. (español y portugués); Territorios del Acompañamiento Terapéutico, en coautoría con S. Resnizky, 2005, Ed. Letra Viva. (español y portugues); Desvelos de padres e hijos, en coautoría con Noemí May. Editorial Emecé. Buenos Aires 2008; El acompañamiento terapéutico como dispositivo, en coautoría con Silvia Resnizky. Letra Viva, Buenos Aires 2011.