SAT (SUPERVISIÓN ACTIVA TOTAL) Teoría y práctica
Autores:
P.POBLACION, M.D.Psicodramatista ELISA LÒPEZ BARBERÁ.Psicóloga Clínica.Psicodramatista Supervisores Docentes de la Asociación Española de Psicodrama (AEP) y de la federación Española de Asociaciones de psicoterapeutas (FEAP) Directores del (Instituto de Técnicas de Grupo y Psicodrama) I.T.G.P. Madrid
Hablar de Supervisión Activa Total (SAT) puede sonar un poco pretencioso pero creo que, frente a modelos de supervisión utilizados en otros marcos, el modelo que utilizamos muchos psicodramatistas puede aspirar a llamarse total en cuanto suma el procesamiento detallado del caso a la revisión de aquellos aspectos emocionales del supervisado que han podido incidir en el desarrollo de la terapia y en su posible dificultad o fracaso. En nuestro caso, además, sumamos una manera de contemplar el significado epistemológico de la supervisión que nos sirve de apoyo y respaldo para su comprensión y práctica. En un trabajo publicado en la Revista Brasileña TEMAS y que tuvo la gentileza de traducir al portugués el gran psicodramatista y amigo Sergio Perazzo, con el título de Metadrama o metamodelo en psicodrama, hacía más ya un primer intento de conceptualización del proceso supervisivo. De hecho, gran parte del material del presente trabajo procede de esa publicación anterior. Posteriormente hemos leído en colaboración con Elisa López Barberá una comunicación sobre el tema en las XIV Jornadas Nacionales de Terapia Familiar (Santiago de Compostela, 1993) donde mostrabamos la aplicación de éstas técnicas y conceptos en este campo específico de trabajo terapéutico. Tenemos aquí que partir de 1) Describir nuestro modo de supervisar, 2) Aportar los fundamentos teóricos que nos llevan a la concepción que desarrollamos y 3) Exposición de dicha construcción a la que denominamos metadrama o Espiral Metadramática.
1. Nuestra técnica de Supervisión Activa Total (S.A.T.) nace y se inspira en el modus operandi que seguimos en nuestro centro: Instituto de Técnicas de Grupo y Psicodrama (ITGP), para la supervisión de los formandos en el proceso didáctico de psicodrama. En el tercer nivel de la formación el área experiencial cubre la supervisión de casos procedentes del trabajo terapéutico de los alumnos y de escenas imaginarias (trabajo con escenas temidas del terapeuta). Se trata de elaborar las dificultades que aquellos han encontrado o temen encontrar a lo largo de su desempeño profesional. El caso sometido a supervisión puede competir a 2 la terapia de grupo, bipersonal, trabajo institucional y terapia de familia o pareja, ya que todas éstas áreas de la psicoterapia entran en la competencia del psicodramatista. De todos modos no obsta para utilizar nuestra técnica de supervisión que la labor terapéutica haya sido practicada desde cualquier otro marco teórico-técnico, como puede ser la Terapia Familiar Sistémica, terapia gestáltica o cualquier otra.
1.1. Metodología (Utilizaremos t para denominar al profesional que sea supervisado y S para el supervisor).
1.2. Supervisión individual o en grupo. Nos inclinamos a una preferencia por el trabajo en grupo. Consideramos que reúnen muchas ventajas: - Los miembros del grupo surten los yo-auxiliares que tomarán los roles precisos para reproducir los sujetos que componen el objeto del trabajo de supervisión. - El estudio de un caso particular sirve a los demás como motivo de reflexión sobre los casos propios. Se comparten experiencias que a veces son muy similares. - El comentario de grupo aporta una extraordinaria riqueza de puntos de vista sobre la misma situación. - Estimula a detenerse sobre aspectos que no se había dado en tener en cuenta tanto sobre técnicas como de las propias actitudes. Si la supervisión es individual puede también trabajarse con la reconstrucción del caso. Se trata de la re-presentación de la situación conflictiva. Al hallarse solos el terapéuta y el supervisor es preciso recurrir a otras técnicas psicodramáticas: los miembros se representan por sillas u otros objetos y el supervisando presenta cada elemento del sistema y sus relaciones con los otros. A partir de aquí el trabajo es parecido al caso anterior. Sin duda ofrece más dificultades por lo que sugerimos una vez más la vía grupal.
1.3. Presentación del caso. El terapeuta (t) presenta verbalmente el caso, los datos más pertinentes, historia de las sesiones anteriores y descripción minuciosa de la sesión a supervisar. Las preguntas de los compañeros de grupo y del supervisor (S) ayudarán a completar los datos hasta obtener esa primera aproximación más imparcial que puede obtenerse desde la puramente verbal. En nuestra técnica va a servir como guión o texto para montar la situación viva a dramatizar o puesta en escena de la sesión que se trata de supervisar. Simultáneamente es el primer paso del caldeamiento.
1.4. Reconstrucción del grupo o sistema a supervisar. En primer lugar se reconstruye el caso a supervisar: bipersonal, familia, grupo, etc. Para realizarlo t elige entre los compañeros de grupo aquellos sujetos que intuye pueden tomar los roles de los miembros de la situación terapéutica. Es mejor así que a través de voluntarios, ya que t 3 conoce el caso y consciente o inconscientemente sus elecciones se ajustarán más a la realidad y habrá muchas más probabilidades de que los sujetos elegidos puedan reconstruir el caso simulado, con una vivencia de los vínculos próxima a la realidad. Según va seleccionando los yo-auxiliares estos se levantan y van reuniéndose en un grupo. A cada uno de ellos t le informa de aquellos aspectos de su personalidad, de sus pautas de relación, etc. que le parece relevante que conozca, con lo cual cada uno recibe directamente una información sobre el rol que va a tomar y conoce la información que reciben los otros. En este momento somos partidarios de dejar un espacio de tiempo para que los miembros del grupo hablen unos con otros y vayan ajustando sus roles. En suma para que cada uno y la totalidad se sientan inmersos en la situación imaginaria que se está construyendo. Aquí hay lugar para perfilar con las preguntas oportunas aspectos que cualquiera necesite aún para sus papeles y la estructura general. Hasta aquí se trata, como se vé, de re-construir el caso en lo imaginario de la reproducción de su estructura por la asignación de roles. Se busca obtener una estructura lo más parecida posible, incluido lo vivencial, a la que trató t. Pero aún no hemos comenzado la re-presentación. Para prepararla damos un segundo paso, el caldeamiento de los componentes del grupo (o individuo) que representan los personajes de la sesión a supervisar.
1.5. Caldeamiento. Todo el proceso anterior ayuda a crear un caldeamiento general inespecífico, un primer "ir entrando en situación". Falta aún ayudar a los yo-auxiliares que acabamos de elegir a vivir su situación conflictiva, de un modo análogo a como la vivía (o vive) el grupo original. El camino habitual es que t les comunique actitudes que ha presenciado, frases, palabras, gestos de los que ha sido testigo, matices de la comunicación, reacciones de cada uno... S, simultáneamente, ayuda a cada uno a interiorizar todo este material, a hacerlo propio, a integrar todos estos aspectos de la relación desde el contacto con los propios contenidos personales. Poco a poco van sintiéndose implicados, es como si fueran sus propios conflictos, se sienten inmersos en la situación existencial planteada. Ha llegado el momento adecuado para introducir el personaje que falta, el terapeuta (t) y re-construir el acto que representa la sesión a supervisar.
1.6. Reproducción de la sesión a supervisar. Ahora es el momento adecuado para que t relate la sesión que se trata de supervisar; según lo hace va indicando a cada actor qué lugar debe ocupar en el espacio escénico cuando tomen asiento, sus intervenciones y, en general, todo lo que pueda servir para lograr la reproducción buscada. Se deja un margen para la improvisación, ya que si los yo-auxiliares están bien caldeados se les ocurrirán y harán intervenciones espontáneas sorprendentemente similares a las de los pacientes. También aporta t los rasgos fundamentales de sus intervenciones y, claro está, las respuestas del grupo. Todos han "aprendido" sus papeles y se pasa a la representación. 4 Recomendamos iniciarla en el momento de recibir t a los pacientes, con lo que vamos ya percibiendo y calibrando las conductas y actitudes subyacentes de t y de aquellos. Vemos el proceso de gestación de la dinámica procesual de aquella sesión. En ocasiones (casi siempre) sugerimos a t que antes de "entrar" el paciente o el grupo se detenga en el momento de la expectativa del encuentro y tome contacto con el estado emocional que aquel le provoca. Que tome conciencia de sus expectativas, alegrías, deseos, temores, ansiedades... y que lo exponga en un soliloquio. También se le puede sugerir a los miembros de la situación reconstruida el mismo ejercicio. Oyendo ambas partes nos vamos todos forjando una primera impresión de la estructura que pueda surgir aquí-ahora de este encuentro terapeuta-pacientes. Comienza la re-presentación y S intervendrá con las técnicas activas que considere oportuno.
1.7. Proceso de incidencia activa sobre la reproducción del sistema terapéutico en supervisión. Por recurrir a una metáfora todo lo que hemos descrito hasta ahora equivaldría a una preparación -para nosotros necesaria en su minuciosidad- del campo de operaciones. A partir de aquí es la intervención propiamente dicha. Esta intervención o serie de intervenciones es la que nos va a procurar una reviviscencia compartida por todos los presentes de lo que ocurrió en la sesión supervisada. El acto dramático actual se convierte en modelo y metáfora del reproducido y por ello nos aporta (Bateson)(3) un aumento de información o, como dice Moreno, un plus de realidad. Esta revisión es vivida y observada simultáneamente por todos. No solo por el supervisor sino por t y por el resto del grupo. Todos son a la vez actores y espectadores. De ésta experiencia, movilizada, disecada y enriquecida con la inclusión de las técnicas psicodramáticas va a surgir a la luz no solo la actuación técnica de t con sus aciertos y errores sino también el engranaje vincular que se ha creado en aquella sesión con los pacientes y los componentes emocionales personales que han dado lugar a esa dinámica estructural concreta. Es decir, se busca procurar que todos los que intervienen, y sobre todo t tomen contacto personal y espontáneamente con las respuestas que buscábamos, que están implícitas en la supervisión y -si es posiblesin necesidad de una "lección" posterior del supervisor. Cuando se logra esto -y es lo más habitual con ésta técnica- el mecanismo de corrección y perfeccionamiento profesional y personal que perseguimos con ésta metodología incide de un modo sensiblemente más profundo, ya que no acostumbran a aparecer las resistencias a la admisión de una corrección o sugerencia externa que puede vivenciarse subjetivamente con una connotación agresiva. Está en la vía más habitual, pero en algunos casos utilizamos otras técnicas: situar directamente a t frente a un "grupo" y entablar un diálogo con cambio de roles, o un simple soliloquio según se aproxima lentamente al sistema en tratamiento, el cual no ha precisado caldeamiento, etc. Para explicar el proceso de incidencia activa o SAT no podemos surtir nunca una línea de acción estandarizada, ya que las intervenciones del supervisor dependerán de su espontaneidad para incidir en el momento adecuado con la técnica adecuada para conseguir el máximo de 5 profundización en los procesos latentes u ocultos que justifican lo que está ocurriendo en la superficie. Sí podemos describir las técnicas que consideramos de utilización privilegiada. Ya hemos hablado del caldeamiento previo, que consideramos muy conveniente en una preparación para la representación que debe ir más allá de un conocimiento de lo que se trata de hacer. Se busca crear una inmersión en la escena, una participación emocional, un estado de conciencia que se aproxima a los estados hipnoides que manejaba Erickson y que utiliza Michele Ritterman(22) en terapia familiar. Es la situación de "tiempo emocional" creativo que describe Moreno bajo su teoría del Momento (12). Partimos, por tanto, de que se ha logrado un caldeamiento (t más la reproducción de su grupo) de todos los componentes del sistema terapéutico a supervisar y, desde luego, del supervisor y del grupo espectador. Todos los participantes comparten esa situación privilegiada de un estado que facilita una percepción más completa y profunda de los mecanismos en juego del aquí-ahora, del presente en acción. Se desarrolla la acción y en determinados momentos S ve, percibe o intuye que en aquel instante está ocurriendo algo significativo para la comprensión del proceso. Pero es preciso intervenir, hacer algo para que se confirme o no, desde la propia situación, lo que parece entrever S. No se trata de que dé su opinión desde su percepción subjetiva sino de que incida con una técnica que actué como catalizadora de la "verdad". Verdad en el sentido de algo oculto y que se comparte con las mismas connotaciones por todos los presentes, es el desvelamiento del proceso ignorado hasta entonces. Estas técnicas pueden ser elementales en su aplicación o muy sofisticadas en su concepción y praxis. Vamos a describir las más frecuentes y útiles. Técnicas - Visión desde fuera. S propone a t salir del sistema en juego. Se suele dejar en su lugar un objeto o alguien del grupo para significarlo. Desde fuera se le sugiere mirarlo como espectador, dejando su rol actor. Se ha convertido en "el amigo que opina constructivamente" desde el papel de observador. Es sorprendente la cantidad de información nueva para él que puede procesar en un instante el sujeto cuando toma ésta posición de "verse desde fuera". Se le insta a que procure darle forma en un soliloquio, lo que le obliga a terminar de construir y constatar dicha información. - Cambio de Roles. La técnica llamada de cambio o inversión de roles persigue verse a si mismo con los ojos del otro; en lenguaje coloquial correspondería al "ponte en mi lugar". Pese a su aparente simplicidad su aplicación debe realizarse con sumo cuidado, transmitiendo claramente lo que se persigue y evitando que se utilice para justificarse o agredir. En la supervisión es eficaz para acercarse a cómo percibe el paciente las actitudes y conductas del terapeuta. - Soliloquio. Constantemente estamos utilizando este término como referencia a la expresión en voz alta de los sentimientos y pensamientos de un sujeto en un momento del proceso terapéutico, casi siempre al cristalizar una técnica. No se trata de una explicación 6 que se da a los otros, sea el S o cualquiera, sino catalizar en un lenguaje expreso la inmediata vivencia del sujeto. Este soliloquio puede pedirlo el S en cualquier momento, sea a t a los yo-auxiliares. Debe desalentarse el soliloquio que se constituye en un análisis del otro, una justificación, una via de agresión, etc., ya que no cumplen la finalidad de clarificar el proceso relacional, que es lo que perseguimos. - Escultura del Sistema. En anteriores publicaciones (19)(20) la hemos definido como "Expresión plástica simbólica de la estructura vincular de un sistema humano, mediante la instrumentalización de los cuerpos de los elementos de dicho sistema" que interpretamos como el texto que escribe el "escultor" con el/los cuerpos desde la vivencia corporal propia que tiene interiorizada de la malla de relaciones que se trata de explorar. En SAT las esculturas que nos han mostrado mayor utilidad son las que hace el t de su/s paciente/s en tratamiento en cualquier momento de la representación del proceso del supervisión, sea de la totalidad o de parte de ellos; también la que realiza t de la totalidad del sistema terapéutico, es decir aquella en que procura expresar su relación con el objeto del tratamiento y, por fin, la que realizan sobre este último uno o más yo-auxiliares o, incluso, S. Por supuesto enriqueceremos estas esculturas con la adecuada introducción de técnicas elementales complementarias como el soliloquio, espejo, etc.... - Previsión del futuro. Se trata de solicitar a los yo-auxiliares o al t que construyan una escena que exprese su expectativa de la evolución de la situación actual hacia la próxima sesión en función de las intervenciones de t. La vía puede ser una representación imaginaria de tal futurible o una escultura. - Búsqueda de alternativas. Se trata, bien entendido, de un role-playing pedagógico; es decir un juego de roles y dramatización en el que se persigue la exploración de nuevas vías de intervención como vía de ampliación de recursos y aprendizaje de nuevos instrumentos. Como en todo role-playing pedagógico (Schutzenberger)(23) se parte de la situación que aporta la realidad, el momento en que se encuentra el ente en tratamiento y desde la construcción en lo imaginario el t explora la práctica de distintas opciones de intervención que surgen en el comentario y procesamiento de la supervisión, es decir, esta técnica se aplica después del comentario que sigue al proceso de exploración dramática que hemos ido describiendo con sus técnicas.
1.8. Comentario Grupal Al finalizar el proceso activo, lo que propiamente denominados dramatización, todos los implicados en el SAT que estaban en mayor o menor número interviniendo activamente en la representación, pasan a ocupar sus asientos en el circulo de trabajo. Lo más frecuente es que durante el proceso activo el t haya tomado un contacto profundo con las causas personales y técnicas que le han llevado a las dificultades que deseaba supervisar. De todos modos ahora es el momento en que todos los participantes pueden expresar libremente su 7 opinión sobre lo han estado viviendo. Este comentario o eco del grupo puede hacerse desde lo cognitivo o desde lo emocional. - Las intervenciones que expresan opiniones, análisis, ideas, sugerencias, pueden ser muy útiles para que t pueda terminar el proceso de supervisión de su actuación como terapeuta. Una finalidad muy concreta es la de aportar alternativas que pudieran ser utilizadas en role-playing posterior (ver "Búsqueda de alternativas"). Es preciso evitar siempre la critica destructiva que frena y dificulta el proceso espiral de aprendizaje que luego veremos que denominamos proceso metadramático. - La expresión desde el área emocional suele referirse a los procesos de identificación de cada cual tanto con los miembros del ente en tratamiento como con el t. Tienen una doble utilidad, la de acompañar al terapeuta que acaba de pasar por el proceso de supervisión y una ampliación de la comprensión de las redes vinculares implicadas en el proceso terapéutico. La conjunción de todos estos comentarios puede y suele completar el proceso que denominaremos SAT. También solemos sumar un análisis verbal o sociodramático del contexto más amplio del paciente, así cómo la expresión gráfica en la pizarra de la sucesión de escenas del proceso supervisivo.
2. REFLEXION TEORICA SOBRE LA SUPERVISION ACTIVA TOTAL (SAT)
En las páginas anteriores hemos tratado de describir el proceso que seguimos en la supervisión desde nuestro encuadre teórico-técnico de Psicodramatistas Sistémicos. Pero nos hemos centrado en aras de la claridad, en la supervisión de una sola sesión, cuando lo habitual es un seguimiento a través de sucesivas sesiones de tratamiento de un terapeuta sobre un determinado sujeto, familia o grupo. Si, como veremos, una dramatización puede concebirse como una modelización, una representación o escena dramática del drama escénico que constituye cualquier sesión terapéutica puede ser considerado como una dramatización de la dramatización, es decir un metadrama, que la vez siguiente se convertirá en meta-metadrama, en un proceso de crecimiento que hemos estudiado y descrito como espiral metadramática de crecimiento o, resumiendo, metadrama (18). Creemos que el concepto de metadrama puede considerarse como una hipótesis válida de comprensión teórica del SAT. Como vamos viendo el Metadrama, como telón de fondo teórico del SAT, se encuadra dentro de nuestra línea de acceder a un encuentro entre el psicodrama y las coordenadas cognitivas y lingüísticas de una epistemología de la relación que nos llevan a acercarnos a una comprensión del SAT desde el pensamiento sistémico (2)(5)(6)(8)(9)(10)(11)(14)(15)(16)(17). Vamos pues a intentar un desarrollo teórico de este proceso de supervisión fundado en dramatizaciones de las dramatizaciones, en las que ineludiblemente se va saltando a niveles lógicos superiores, que constituyen el metalenguaje dramático o metadrama. 8 De nuestro trabajo METADRAMA (P.Población, 1992) reproducimos las páginas referidas a lo que aquí nos interesa, haciendo la salvedad de que en algunos apartados hemos corregido, resumido o ampliado para adaptarlo a la finalidad de ésta nueva publicación. 3.
DE LA DRAMATIZACION COMO MODELO A LA DRAMATIZACION DE LA DRAMATIZACION COMO METAMODELO
3.1. Qué es un modelo?. Creemos que antes de seguir adelante debemos detenernos en una aproximación al concepto de modelo. Para ello vamos a seguir a tres autores que parecen disentir en ciertos aspectos, pero que veremos como pueden aproximarse y constituir una idea más clara y funcional del fenómeno de modelado. Nuestras referencias serán a Lahitte(7), Aracil(1) y Black(4) de los que tomamos las citas que siguen. Comencemos con la definición de Aracil: "La definición más simple de modelo se puede enunciar diciendo que: un objeto M es un modelo de X, para un observador O, si O puede emplear M para responder a cuestiones que le interesan acerca de X". Aquí vemos que se incluye de entrada el observador en la definición. Lahitte nos dice: "Un modelo es una representación que permite reformular un suceso o fenómeno a ser explicado". Y Black nos describe desde los modelos a escala, que aquí no nos interesan, pasando por los analógicos, que están "destinados a reproducir de la manera más fiel posible, en otro medio, la estructura o trama de relaciones del original, pero que no proporciona demostraciones sino hipótesis, hasta los modelos teoréticos, cuya "clave está en hablar de cierta forma", añadiendo que los modelos sugieren "hipótesis y especulaciones nuevas y frescas en el campo primario de investigación" y que "ayuda a ver nuevas vinculaciones". Hasta aqui vemos una cierta analogía entre las definiciones que parecen poderse aproximar en su modo de conceptualizar el fenómeno que nos interesa: se trata de representar, reproducir el fenómeno original para obtener de este proceso una nueva o mayor información o una mejor explicación. A partir de esta primera aproximación que nos dá una idea de la definición general de modelo vamos a tocar otros puntos que lo caracterizan. "Un modelo se construye a partir de un marco teórico de referencia"(Lahitte) que es el que marca el modo de elaborar el modelo y si es o no operativo para la finalidad concreta que se persigue. Veremos enseguida como nuestro modelo surge de dos marcos teóricos diferentes, psicodrama y sistémica. El modelo se representa por un sistema, entendido aunque sea por ahora de un modo elemental, por un conjunto de elementos en relación. Si además se consideran las evoluciones en el tiempo se utiliza para su representación un sistema dinámico. En relación al psicodrama lo representaremos por un sistema-escena. 9 Nos interesa distinguir entre modelo mental o representación que tiene cada cual del fenómeno y modelo formal que es aquel que se construye, que se formaliza de uno u otro modo; en estos modelos el acento se pone en las relaciones entre los componentes del sistema a explicar. Nuestro modelo formal es la dramatización. En relación al punto anterior es evidente que se precisa una idéntica estructura relacional en el modelo y el fenómeno. Como dice Black "La clave para entender toda la transacción es la identidad de la estructura". El modelado no es un hecho aislado sino un proceso, con una serie de pasos sucesivos. Las tres características que describe Lahitte como secuencias del proceso de modelado son: - El modelo es una representación, un como si, es lo que Black denomina un modelado analógico. Una representación no modifica el objeto modelado, pero aquí se dá el fenómeno de que a través de la re-presentación en que el "objeto" modelado (protagonista en la dramatización) es el mismo que crea el modelo (dramatización) la representación si modifica al objeto representado desde su propio cambio. - La segunda característica es que el modelo reformula el fenómeno, aportando una explicación o, al menos, una hipótesis plausible, admisible. En la dramatización intentamos explicar -no solo- lo que ocurre en la psique del sujeto que dramatiza, lo que nos lleva a una redefinición o interpretación del fenómeno (escena) dramatizado, es por tanto: - Es una interpretación, producto de aquella explicación del significado del fenómeno que implica una nueva información. - El aumento de información que conlleva el proceso de modelización lleva a Lahitte a afirmar que toda modelización implica una complejización y no una simplificación. Aracil nos dice lo contrario: "la esencia de la construcción de modelos reside en la simplificación. Un modelo se construye para mejorar la comprensión de un cierto aspecto de la realidad, así como para hacer explícitas las implicaciones de las complejas relaciones que existen en el mundo real. Si el modelo fuese exactamente idéntico a la realidad en todos sus aspectos sería tan difícil de comprender como el propio mundo real y en consecuencia podría llegar a ser inútil". Es decir se precisa una simplificación para llegar a la complejización. Veremos como la dramatización muestra la trama desnuda de la escena y sin embargo aporta una enorme cantidad de información nueva, que Moreno denominaba "plus de realidad". - El último punto es la inclusión del observador en el sistema observado. Veremos más adelante la complejidad que este punto alcanza en el caso concreto del psicodrama y, especialmente, en la supervisión psicodramática. 3.2. La dramatización como modelo. La primera pregunta que surge ante este enunciado es De qué es modelo la dramatización?. "La escena representada es el modelo de la escena interna del protagonista". En esta primera definición ya tenemos que aclarar si una escena puede ser un modelo, si es solo la 10 escena o todo el proceso de una sesión lo que se constituye como tal, qué es la escena interna, quién es el protagonista... y otros puntos que irán surgiendo sobre la marcha. - Queremos empezar recordando una frase de Moreno(13): "en el método psicodramático lo decisivo es la integración sistemática de todo el proceso. El psicodrama consiste en escenas estructuradas, cada escena en papeles estructurados y cada papel en acciones estructuradas". Pensamiento sistémico. Y una dramatización es la representación de una escena estructurada, de un sistema-escena según el lenguaje que hemos desarrollado nosotros.
Esta representación que se hace en el escenario con la ayuda de elementos externos llamados ego-auxiliares, que se hacen cargo de los personajes de la escena que formaliza el protagonista. En ella se trata de reproducir la escena interna del protagonista, en la cual lo que este denomina "yo" es uno de los elementos de una estructura que se completa con los "otros" roles, todos estos elementos entrelazados por sus mutuas relaciones interpersonales. Lo que trata la dramatización es la representación externa (escena manifiesta) de una escena interna, con la finalidad de comprenderla, explicarla, interpretarla y, si ello es posible, modificarla, con lo que nos encontramos con la definición que antes dimos de lo que es un modelo. - La dramatización trata de desvelar la estructura del sistema que representa, o sea de la escena interna que hasta entonces solo conocíamos por su expresión a través de la conducta del sujeto. La dramatización re-presenta, re-formula pues, la escena interna, cuyo conocimiento insuficiente no nos desvelaba el sentido ni el significado de los signos y síntomas externos. El fenómeno no pre-contenía la explicación, que encontramos ahora a través de su modelado, de su dramatización. - Para representar en el escenario psicodramático la escena interna tenemos que desnudarla de detalles superfluos, no traemos los muebles de la casa de la escena imaginada, no actualizamos los olores por medio de sustancias químicas... Nos limitamos a los personajes en juego y a las relaciones que les vincula. Construimos un esquema simplificado del sistema a estudiar. Lo que importa es la similitud estructural. A partir de esta simplificación podemos jugar con la escena representada y obtener un monto de información que sobrepasa con mucho el que portaba la escena que se acababa de extroyectar. Aquí aparece la complejización expresada por una nueva explicación de sentidos y significados que justifica el proceso del modelado. Moreno hablaba de un "plus de realidad" aportado por la dramatización sobre el recuerdo de la escena. - Mientras que el sistema-escena es un modelo mental la representación es un modelo formal ya que en ella se dá forma de alguna manera al fenómeno a estudiar. Damos forma a la escena interna. - Antes surgió de pasada que la dramatización conllevaba entre otros fenómenos, una representación, una explicación y una interpretación o reformulación. Estas son según Lahitte tres características constantes en los modelos, pero aquí encontraremos algunos matices curiosamente nuevos: a) Representación. 11 La dramatización es evidentemente, por definición una re-presentación, pero también una representación, es decir lo que mostramos es como si (als ob) fuera la escena interna, pero en realidad no lo es. En la mayoria de los modelos se considera que una modificación de cualquier parámetro del mismo no modifica el fenómeno modelado. No ocurre así en la dramatización, ya que las modificaciones que logramos de la estructura de la escena manifiesta o modelo que logramos mediante las técnicas dramáticas van a repercutir -al menos eso procuramos- en una modificación paralela de la escena interna del protagonista, por una introyección de aquella nueva escena que ha sufrido un cambio estructural. Ello se debe a que fenómeno a modelar y modelo están unidos por un nexo común, que es el rol y correspondiente trama vincular del protagonista. El cambio del modo vincular de este rol -o cambio de rol- cambia la escena externa y cambia la escena interna, siendo el protagonista el portador de ambas escenas. Contemplado como totalidad lo que observamos es que la intervención terapéutica actúa modificando la escena extroyectada que se re-introyecta reestructurada en un movimiento recursivo que se repite tantas veces como retomemos la situación hasta que el fenómeno interno (escenasistema interno) llegue a un equilibrio estable-inestable que permite una respuesta espontanea a los nuevos encuentros con su entorno. Nunca, por tanto, si la dramatización ha actuado según la finalidad buscada que es el cambio del modelo, podemos volver a encontrar el mismo fenómeno modelado, que ha cambiado de un modo análogo. b) Explicación. La escena que formula el protagonista (t) muestra una conducta, entendida esta como la escena que se construye desde su modo relacional, que el sujeto vive dolorosamente, pese a lo cual no puede modificarla, ni explicarsela y constata que tiende a repetirla una y otra vez. La pregunta que se hace el sujeto y evidentemente también el psicodramatista es: Por qué y para qué este individuo repite estas conductas? Que sentido tienen los modos de relación que muestra esta escena? Qué explicación se le puede dar?. De la dramatización se espera la respuesta a estas cuestiones, la explicación del sentido de esas escenas que actuán como sistemas cerrados, en un círculo inacabable de repeticiones ciegas. c) Interpretativo. Consecuencia de la explicación del sentido y significado es la interpretación. De todos modos los psicodramatistas pensamos que haber llegado a poder interpretar y reformular lo que le ocurre al sujeto suele servir bastante poco para la finalidad teraputica que perseguimos. No suele cristalizar de por si en un cambio estructural. Para ello tenemos que manipular el modelo, es decir, intervenir a través de las técnicas psicodramáticas sobre el modelo representado. Aquí es conveniente aclarar no quién interviene o manipula si no donde está la actitud proposicional, intencional y desiderativa que cristaliza en la intervención. Y encontramos que el movimiento para intervenir nace del sistema formado por la situación dramatizada y el terapeuta. 12 - Acabamos de hablar del sistema formado por la escena del protagonista y el terapeuta. En lenguaje sistémico estaríamos hablando de "observación, que comporta un sistema constituido por una relación cuyos términos son un observador y su entorno". Este entorno es el fenómeno objeto de la observación. Pero en psicodrama tenemos que atender a una mayor complejidad y distinguir en ese entorno los distintos sistemas que se forman, todos íntimamente relacionados: El protagonista (como sistema, sus escenas internas). Cada uno de los presentes (escenas internas del terapeuta, del observador, de otros miembros del grupo, etc.) La escena del protagonista. La escena anterior más el observador. El grupo (cual fuere) en su totalidad. Sistemas jerárquicamente más amplios o superiores: institución, pueblo, cultura (que se pueden connotar como contexto). De todos ellos debe ser consciente el observador (supervisor S), pues por una parte de todos forma parte, constituyéndose así numerosos sistemas de observación y por otra, todos estos sistemas están íntimamente relacionados, interactuando o influyendose unos a otros. - Lahitte nos dice que toda modelización se ajusta a cinco características generales: es un fenómeno organizacional, abductivo, epigenético, cismogenético y morfogenético. En este último punto del apartado vamos a contrastar la dramatización con la descripción de estos cinco fenómenos y si tiene estas características. El desarrollo de estos puntos nos obligará a la repetición de datos y conceptos vertidos en otras páginas de este trabajo, pero damos por buena la forzada redundancia de información si puede evitar confusión conceptual en el lector. I.- La dramatización es un fenómeno organizacional, esto quiere decir que a lo largo de su desarrollo se genera información. Sin duda una de las metas de dramatizar la escena aportada por el protagonista es la de aumentar la información sobre la misma de modo de poder explicarla y actuar sobre ella desde este mayor monto de conocimiento. Recordemos la expresión de Moreno referida a la dramatización: "esta conlleva un plus de realidad", una expresión poco comprendida y que a nuestro entender nos remite a este aumento de información. Recordemos que el proceso total de la dramatización comporta tres estadíos, caldeamiento, dramatización propiamente dicha y eco de grupo. Todas las tres partes colaboran a este aporte de información: ya en el caldeamiento aparece en forma de contacto emocional (y también racional) más completa con la escena a representar, en la dramatización puede aparecer desde una simple toma de conciencia de los mecanismos implicados en la escena hasta una catarsis de integración que implica una reestructuración del sistema (sistema-escena) desde una información relevante. Esto reduciéndose al protagonista, ya que los observadores (psicodramatista, equipo, grupo, etc.) van a ampliar "desde fuera" su comprensión del fenómeno que observan. En el comentario, como procesamiento emocional y cognitivo de lo ocurrido se intercambia también información y ésta aumenta desde el procesamiento. 13 II.- Nuestra anterior descripción de lo que ocurre en el proceso dramático lo define como fenómeno abductivo (Bateson), ya que "en cada instancia de la modelización (dramatización) estamos extendiendo nuestra posibilidad de generar información y complejidad organizacional". III.- Cada etapa de la dramatización está ligada individualmente a la etapa anterior. El caldeamiento prepara para la representación y el comentario es una elaboración final de la representación. Como define Bateson(3) la epigénesis significa que cada etapa debe considerarse en relación a la anterior. IV.- En la dramatización se van clarificando, no solo el sistema como totalidad, sino también los subsistemas. V.- La puesta en escena, como re-presentación sumada al desarrollo de la dramatización bajo la utilización de distintas técnicas, no solo ofrece un modelo de la escena interna que porta el protagonista sino que genera nuevas formas y nuevas explicaciones a partir de la estructura original del sistema. Se puede decir por ello que sigue el fenómeno morfogenético. 3.3. La dramatización de la dramatización, el METADRAMA. Ya hemos descrito nuestra metodología en el nivel didáctico de supervisión. Lo recordamos brevemente: se trata de dramatizar una escena cuyo protagonista es el formando con la situación que desea supervisar y el monitor es el psicodramatista u observador, en lenguaje sistémico. Tenemos con ello tres niveles de sistema que nos interesa destacar: a) el formado por el primer protagonista y su escena. b) el formado por esta escena anterior y el alumno en supervisión, con su rol de terapeuta de la escena de a). c) el anterior más el monitor supervisor. Se trata de tres niveles lógicos distintos. También podríamos hablar de cibernética de tercer orden. Pero lo que nos interesa aquí es destacar que lo que ocurre en el sistema c) es una dramatización de una dramatización o un modelado de un modelado. Podemos hablar de metamodelo o METADRAMA. En el modelo que está presente en el punto b) lo que trataba de lograr el sistema era su cambio de estructura con una finalidad claramente terapéutica. En el modelo del modelo c) se prima la búsqueda de una explicación de donde radicaban los fallos o aciertos del alumno como terapeuta. Es primordial la interpretación y reformulación de lo que ocurre en el suceso modelado (b)) a través del aumento de la información que produce el proceso de modelado. Si se obtiene -como por otra parte ocurre con frecuencia- un efecto terapéutico sobre el alumno en supervisión ello se acepta como un subproducto, nunca desdeñable, pero que no ocupa el foco de atención. Como se ve estamos dando por sentado que este nuevo modelado o metamodelo reúne todas las condiciones del modelado. Desde luego la nueva dramatización cumple todas las condiciones de cualquier otra dramatización. Lo que aporta de más significativo es que al provocar una modificación del primer modelo "obliga" al conjunto jerárquico de sistemas a una nueva vuelta 14 espiral más amplia y elevada en el proceso general recursivo implícito en el modelado. Se trata de un nuevo bucle en el helicoide que podemos utilizar para expresar gráficamente "el carácter cibernético (recursivo y progresivo) del fenómeno de modelización". En esta representación tridimensional a modo de espiral que crece (Bateson) "cada bucle (de teoría a teoría) conlleva un mecanismo abductivo", "implica un desarrollo epigenético" "marca una diferenciación progresiva (cismogénesis)" y la "totalidad es morfogenética" porque hace referencia a un fenómeno organizacional".
3.4. METADRAMA
Acabamos de ver cómo la dramatización equivale a un modelado del modelo, se trata de un metamodelo al que nos atrevemos a denominar metadrama para caracterizarlo en nuestro específico quehacer de psicodramatistas. Hemos hablado de ir dando vueltas en la espiral de aumento del conocimiento, pero por otra parte el metadrama, tal como lo hemos desarrollado, no es un proceso contínuo y sin un límite concreto, sino que se reduce a la dramatización de la dramatización tal como la hemos descrito que la utilizamos en el proceso didáctico de la supervisión. Sin embargo queremos ir más allá, postulando que cada nueva dramatización posterior del mismo alumno, comporta un nuevo metamodelo. En apariencia esto significaría que tuvieran que estar en el escenario psicodramático algo tan terriblemente complejo como lo que sigue: La primera escena interna del paciente-protagonista El alumno-terapeuta El terapeuta-supervisión El nuevo supervisor y que la escena que se desarrollará fuera simultáneamente la del protagonista, con lo que hizo el alumno, con lo que hizo el primer supervisor... y eso solo para el siguiente meta-nivel. Uno más y sería un rompecabezas imposible. Nuestra respuesta es que todo esto no es necesario. Partiendo de la hipótesis de que el alumno que ha supervisado psicodramáticamente una primera vez ha introyectado la escena de la supervisión o escena correspondiente al metadrama, en la siguiente supervisión, aunque aparentemente sea una situación distinta es inevitable que en la escena que extroyecta esté incluida o integrada de un modo simbólico la escena de aquella primera supervisión. Ha incidido en y modificado a cualquier nueva intervención en la que actue como terapeuta. O dicho de otro modo el aumento de información y de organización están presentes en este nuevo planteamiento de supervisión, sería por tanto un meta-meta-modelo (n veces). Este proceso de metamodelización continuada, sin un final delimitado nos proporciona una vía para ir obteniendo respuestas en el complejo campo de los sistemas de relación humanos y el medio constituido por la dramatización de la dramatización de la dramatización.... aparece como un instrumento especialmente útil para formalizar este proceso. 15 En resumen y volviendo al metadrama, vemos que puede considerarse de un modo reducido como un primer nivel de metamodelización tal como hemos visto que se utiliza en el proceso didáctico de supervisión de los alumnos de psicodrama, y de un modo más amplio, con un número n de saltos metas, como el proceso de crecimiento recursivo que vive el sistema vivo (individuo, familia, etc.) gracias a la utilización del proceso de modelización que implica el uso de una cadena de dramatizaciones(*). El concepto, por tanto, de metadrama, se extiende genéricamente(**) cuando se realiza a través de los medios instrumentales psicodramáticos. (*) Y que por ahora cada cual haga la lectura que prefiera de esta propuesta. (**) Evidentemente que los eslabones de esta cadena pueden extenderse a semanas, meses o años.
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